La historia del Muelle de Las Palmas ha estado íntimamente ligada al mundo de los grandes trasatlánticos que cubrían hace medio siglo las rutas entre Europa y América cargados de turistas de alto poder adquisitivo y emigrantes en busca de fortuna. Gracias a esta ligazón, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria ha podido presenciar el paso de numerosos barcos de gran lujo, entre los que ocupa un lugar preferente la naviera Cunard, con sus ya legendarios colores negro y rojo, y sus inmortales Queen.

La historia portuaria recuerda en sus páginas de honor la entrada del Queen Mary y el Queen Elizabeth, los antecedentes del barco que ayer entró triunfante al muelle de Santa Catalina.

El 26 de diciembre de 1963 atracaba el primero de ellos, el Queen Mary, en el que sobresalían sus tres enormes chimeneas echando humo. Un año después lo haría su hermano, el Queen Elizabeth, que abría una larga lista de visitas periódicas cada año, sobre todo en los meses invernales.

La historia habla de que el primero de ellos hizo un total de 14 escalas, y que en aquellos años eran todo un espectáculo verlos atracar en la punta del muelle León y Castillo, con sus cerca de 2.000 turistas a bordo, cuando todavía el mundo del turismo marítimo estaba reservado para familias con elevado poder económico.

La naviera Cunard vendió los dos trasatlánticos, y su marcha de La Luz tenía lugar el 5 de noviembre de 1967, según el cronista del Puerto, Juan Francisco Fonte, en su historia portuaria, que habla de una despedida calurosa y emotiva del Puerto.

La Cunard puso en el mar la segunda generación, con el Queen Elizabeth 2, que llegó en 1968 en viaje de pruebas y que siguió haciendo escalas durante cuatro décadas. Tras él, la Cunard trajo a Las Palmas el Queen Mary 2, que ahora ha vuelto a visitar la ciudad.