Miles de niños cargaban ayer bolsas con regalos para entregárselos a los pajes de los Reyes Magos. Con la lección muy bien aprendida sobre solidaridad y necesidad, uno a uno iban entregando sus juguetes y aprovechando para pedir algún último capricho a los representantes de Sus Majestades de Oriente. Todavía faltaban tres semanas para recibir los regalos el Día de Reyes, pero los pequeños aportaban los suyos en un evento que reunió a miles de personas en la plaza de Stagno, en la trasera del teatro Pérez Galdós.

En esta edición se hizo aún más énfasis en la necesidad de entregar no sólo juguetes, sino alimentos no perecederos que irán destinados a más de 64.000 personas de la provincia de Las Palmas. Unas peticiones que aumentan día por día, incluso, en plena campaña navideña. Cada jornada la Casa Galicia recoge unas 120 peticiones de familias que necesitan alimentos o juguetes para pasar la Navidad. De hecho, en comparación con el año pasado en estas fechas la demanda se ha multiplicado por diez.

Los ciudadanos tendrán todavía unas semanas más para mostrar su solidaridad con esta institución, que ya lleva 61 años organizando esta campaña navideña y la posterior cabalgata de Reyes, que se celebrará como es tradición el próximo 5 de enero por las calles de la capital grancanaria.

Pero ayer todavía era tiempo de donaciones solidarias. Por segundo año consecutivo fue la plaza de Stagno la encargada de acoger esta campaña que en la pasada edición se recolectó 4.500 kilogramos de comida y 3.000 juguetes, el mejor resultado de las seis décadas que se viene organizando, gracias, entre otras cuestiones, a la colaboración de la Fundación Canaria Teatro Pérez Galdós. El presidente de la Casa de Galicia, Ricardo Villares, no quería ayer hablar de cifras estimativas, sino que pedía el mayor número de productos posibles para facilitar las navidades a muchas familias canarias que lo están pasando verdaderamente mal.

Una necesidad que va en aumento al mismo tiempo que se van introduciendo nuevos perfiles. Villares explica que actualmente acuden parejas más jóvenes con hijos pequeños que hasta hace poco disfrutaban de una estabilidad económica, así como abuelos cuya pensión no les da para salir adelante y mucho menos para darle a sus nietos todo lo que ellos quisieran. "Muchas veces tenemos que consolar a las personas porque no pueden contener las lágrimas al explicarnos su situación", lamenta Villares.