Dos años de cárcel por un delito de torturas y otro año de prisión por lesiones. El Juzgado de lo Penal número 4 ha condenado a dos policías locales de Las Palmas de Gran Canaria por dar una paliza a un indigente y dejarlo malherido en un descampado de Los Giles.

El juicio contra Marcos Pérez Vázquez e Isidro Batista Angulo se celebró el pasado 12 de noviembre. Ambos negaron que el 26 de junio de 2008 golpearan a la víctima, pero el juez José Roldán considera que los agentes trasladaron al indigente a una zona conocida como La Cazuela, le sacaron del coche policial y la emprendieron a golpes con él. También le rociaron el rostro con los aerosoles de defensa que portaban, "hasta dejarlo completamente humillado" y "abandonado a su suerte", según declarara probado la sentencia, que todavía no es firme porque puede ser recurrida en apelación ante la Audiencia Provincial de Las Palmas.

El fallo judicial, tal y como reclamaba el fiscal Miguel Pallarés, también castiga a los policías con tres años y medio de inhabilitación especial para el ejercicio de empleo o cargo público, así como con la obligación de pagar a Carmelo B. D. una indemnización de 5.200 euros por las lesiones y los daños morales sufridos.

El perjudicado, que es hermano de un oficial del cuerpo local de policía, se encontraba esa mañana del 26 de junio de 2008 en la playa de Las Canteras. Estaba bebido, casi sin ropa y tocaba la guitarra en actitud molesta, por lo que un agente de la unidad turística lo llevó a comisaría y le consiguió ropa. Allí lo identificaron y otros policías lo trasladaron a la zona alta de la ciudad. Finalmente, sobre las 20.00 horas, Carmelo acabó en Los Giles, montando un escándalo público a las puertas de un supermercado. En ese momento es cuando intervienen los dos funcionarios ahora condenados, pues se personaron en el lugar alertados por la sala 092. El juez establece que ambos abusaron de sus funciones sin "motivo".

La víctima sufrió heridas de gravedad que requirieron 20 días de curación, entre ellas destacan lesiones en la ceja izquierda, cortes de un centímetro que le dificultaban abrir el ojo de ese lado y diversos golpes e inflamaciones en otras partes del cuerpo.

Tras recibir esa paliza, los agentes se marcharon y dejaron a Carmelo en la zona, "completamente desorientado", hasta que llegó hasta una vivienda y golpeó la puerta en repetidas ocasiones. El propietario llamó al Cuerpo Nacional de Policía y acudió una patrulla que encontró al afectado deambulando por la calzada.