El Puerto desbloquea la ampliación del dique Reina Sofía

El tiempo para algunos de los pecios más famosos y visitados por los submarinistas del Puerto de La Luz y de Las Palmas está próximo a su fin. La ampliación de los diques Reina Sofía y La Esfinge obligará a la Autoridad Portuaria a sacarlos del lecho marino en el que yacen desde hace años, desguazarlos y venderlos como metal comprimido. Los buceadores, que aún desconocen cómo se llevará a cabo la extracción de los barcos, advierten de que "puede ser el remate final" para ellos dada la crisis económica internacional.

Nombres de buques naufragados tan conocidos como el Kalais, los Kinder o el Narcótico dejarán de escucharse por los clubes de buceo de Gran Canaria y a nivel internacional cuando la Autoridad Portuaria proceda a su retirada.

Hasta un total de ocho barcos naufragados pueden verse afectados por las obras de ampliación de los diques Reina Sofía y La Esfinge. Según explica una fuente conocedora del proyecto, "la Autoridad Portuaria tiene que sacar los pecios del fondo porque no se puede construir sobre el metal dado que podría pudrirse con el paso de los años y generar una catástrofe".

Una portavoz del ente portuario asegura que durante la operación también se limpiarán los fondos marinos, que están plagados de desechos de los barcos, anclas y cadenas. La forma en la que se llevará a cabo la eliminación de estos barcos históricos aún no esta decidido, pero se baraja el despiece paulatino de cada uno de ellos.

Desde la Autoridad Portuaria aseguran, sin embargo, que los trabajos no comenzarán hasta que la planta de desguace del Reina Sofía esté construida. "Esperamos por ella para sacar los barcos que se pueda y, por supuesto, se pedirá un informe sobre cómo extraer cada buque antes de hacerlo".

La empresa Logis Crap fue la ganadora el pasado mes de octubre del concurso para establecer una planta de desguace de barcos en el inicio del Reina Sofía. La adjudicación, que cuenta con una inversión de 400.000 euros, le permitirá eliminar la treintena de barcos que se encuentran abandonados en el puerto de La Luz y los que se retiren del fondo de la bahía antes de iniciar la expansión del puerto.

Los barcos que se encuentran afectados son diez: el Icam, el Majidum y el Alia, conocidos por los Kinder, como se refleja en el gráfico superior; el Kolovsokovka o Bajel; el Kalais; los Chinos; el Deborah, también denominado como Pequeño Kalais; el Korsakov o Frigorífico; el Pecio y el Narcótico. Todos ellos son los que se encuentran en las inmediaciones de las obras que se van a llevar a cabo para aumentar ambos diques.

El director de Oceanográfica, Arturo Boyra, asegura que "es una tragedia muy grande que vayan a quitar los pecios porque mucha gente viene a bucear en ellos, sobre todo en el Kalais", uno de los buques naufragados más conocidos de Canarias y que se hundió en 1978 después de abrirse una vía de agua en el casco y que afectó a la mercancía de sacos de cemento que llevaba.

Lo que caracteriza este barco de bandera griega no es solo su tamaño -110 metros de eslora y 24 de manga-, sino la forma en la que permanece en el lecho marino, boca arriba y como si fuese a iniciar la navegación de un momento a otro. Para Boyra, la desaparición de estos pecios supone "eliminar un recurso turístico muy grande" que, además, ha sido muy explotado por el Ayuntamiento de la ciudad con la elaboración de guías de buceo con la ayuda de Oceanográfica y las escuelas de submarinismo para atraer turistas.

Para Gorka Gutiérrez, de la Asociación de empresarios de Buceo en Gran Canaria, la retirada de los pecios a los que tantas veces han ido a bucear supone "un golpe económico fuerte" que podría suponer el "remate final" para las entidades que se dedican al submarinismo en la ciudad en estos tiempos de crisis. "No sé de qué calado ni cómo va a llevar a cabo la retirada la Autoridad Portuaria porque no nos han comentado nada, pero dependiendo de lo que haga nos puede hacer más o menos daño".