La cocina del IES Felo Monzón está plagada de sueños. Las manos de los estudiantes se afanan entre los ingredientes, los fogones y las mesas mientras la imaginación dibuja un futuro prometedor. La lista acaba donde terminan los deseos de cada uno: chef de alta cocina, investigador culinario, maître... En las aulas del centro educativo se forman los futuros cocineros y camareros de las Islas. Su trabajo diario y sus progresos no quedan ocultos. Los martes, miércoles y jueves abren las puertas del restaurante pedagógico Salón Laurel y ofrecen a precios económicos auténticas delicias para los paladares más exigentes. Cada mes y medio, además, se concentran en un ingrediente, tipo de cocina o festividad y organizan jornadas gastronómicas. Los sabores marroquíes fueron ayer los protagonistas y el cuscús el plato estrella del mediodía.

El olor a especias, picante y dulzón, golpeaba al paseante desprevenido que se acercaba hasta el Salón Laurel. El aroma del estofado de carne al fuego y el de los frutos secos mezclados con miel para el postre se mezclaba en unión impresionante y prometía al estómago todo un festín con platos libaneses y marroquíes. En la cocina, varios profesores trabajaban codo con codo con los alumnos del módulo de formación profesional de hostelería para tener lista la comida y el comedor para los clientes.

La jornada, titulada El cuscús del viernes, llamó la atención de más de un centenar de comensales, que reservaron con días de antelación conocedores de la calidad de la comida y del servicio puesto que es la tercera vez que se realiza.

"Es la última que realizamos este curso", advirtió uno de los profesores, Miguel García-Rama, que valoró el coste del menú "en 18 euros con todo incluido". Durante el curso lectivo, "los precios son más económicos y recibimos unos 50 o 60 comensales diarios", precisó.

En el interior de la cocina, otro profesor, Ezequiel Santana indicaba a Roberto Socorro cómo elaborar unos gâteaux monidas, "un postre típico marroquí con forma de canutillo y relleno de frutos secos, como pistachos y almendras, con miel", aclaró Santana.

Socorro desvela que él prefiere la cocina antes que la pastelería pero reconoce que debe "aprender de todo" para trabajar "donde sea" en un futuro. Este joven de 21 años asegura que se siente "bien" cuando cocina y "no" duda sobre los pasos que ha de seguir para cocinar el plato que le han encargado. Su receta estrella y el que mejor prepara, sin duda alguna, es el arroz negro con sepia.

En la elaboración de los platos para estas jornadas gastronómicas participan "unas 40 personas entre alumnos y profesores", asegura García-Rama. En los distintos cursos de hostelería que imparte el IES Felo Monzón estudian "unos 200 alumnos y ellos se van turnando en el trabajo dentro del restaurante pedagógico".

Carlos Hernández, el docente encargado de la zona caliente de la cocina, asegura que con este restaurante logran que "los alumnos conozcan el mundo real y se preparen para su funcionamiento".

A su lado, Irina López Cabrera, de 26 años, se encarga de preparar una crema de garbanzos para la mesa libanesa. Mientras exprime varios limones reconoce con una sonrisa que es "una apasionada de la cocina" y que su sueño "es viajar para aprender la cocina de otros países y evolucionar como cocinera". Las metas que se ha puesto son ambiciosas: "Quiero obtener el título superior de cocina y el de repostería".

Las recetas, por otro lado, no son lo suyo. "Lo que más me gusta en la cocina es la creatividad", afirma. "Aquí nada tiene una medida exacta por lo que siempre hay que buscar el cambio, ese nuevo toque".

Una excelente comida, sin embargo, no es nada sin una adecuada presentación al cliente. En eso Killian Cárdenes Ojeda, Rafael Hurtado Gil y Rafael Antonio Reyes Santana son unos expertos. El secreto del mejor camarero es "saber qué desea el cliente sin que él lo pida", destaca Hurtado mientras corta berenjenas. A él y a Reyes les ha tocado hoy ayudar en la cocina. "Hay que sacar el restaurante adelante", comenta Reyes mientras enumera las características del buen camarero: "Atento, experiencia y buenos conocimientos". Killian, por su parte, añade la necesidad "de tener buena presencia y modales".

En el comedor ya está todo preparado mientras en la cocina se dan los últimos retoques. Las primeras reservas llegan a las dos y es el último servicio del curso. Todo tiene que salir perfecto. Bienvenidos a Marruecos.