El grupo pesquero Freiremar, fundado por el gallego Manuel Freire Veiga en Las Palmas de Gran Canaria en el año 1975, atraviesa por problemas de liquidez. Los mismos que han hecho mella en gigantes como Pescanova, y que empujan a otras grandes compañías del sector a desinvertir en sus principales activos para tener algo en caja. La empresa mantuvo una conferencia telefónica con responsables de la banca el pasado miércoles, según confirmaron fuentes financieras, pero del contacto no se obtuvo ningún resultado positivo. Freiremar solicitó "un préstamo de diez millones de euros de liquidez adicional", que se le denegó. "Les pedimos un plan de negocio para certificar su viabilidad, y no lo han elaborado", indicaron las mismas fuentes. El mayor acreedor es el Banco de Santander, y su pasivo supera, según la Central de Información de Riesgos del Banco de España, los cien millones de euros.

Freiremar cuenta con una flota propia de 35 buques congeladores, otros 26 en régimen de administración y más de 30 sociedades filiales. Según los últimos datos depositados en el Registro Mercantil, El grupo facturó más de 180 millones de euros en el año 2011 y tiene 411 trabajadores en España, de acuerdo con el mismo registro. En su sede central de Las Palmas de Gran Canaria cuenta con unos noventa, según su propia información corporativa. La firma tiene delegaciones en Madrid, Barcelona, Vigo, Zaragoza, Bilbao o Alicante. También en las islas de Lanzarote y Tenerife.

Posibilidad no descartada

El Juzgado de lo Mercantil ha descartado que la compañía haya presentado un preconcurso de acreedores, posibilidad que la banca augura se pueda producir próximamente.

La compañía, tal como se ve desde la propia banca, se ha visto "perjudicada" por el "descrédito" de las entidades financieras hacia las compañías de su sector, especialmente desde que se desatara la crisis de Pescanova. "Ahora para la renovación de las pólizas te piden un 6% de interés y es insostenible", explican fuentes conocedoras de la situación de la empresa.

En el negocio no han sorprendido los problemas de liquidez de esta empresa, si bien confían en que pueda resolverlos "satisfactoriamente". Las mismas fuentes sitúan a Freiremar como el cuarto grupo pesquero que se mantiene en la actualidad en España, tras Pescanova, Pescapuerta e Iberconsa.

Otros detalles revelan el estado de las cuentas de la empresa, y su volumen actual de actividad en el territorio nacional. El grupo tiene en Vigo una planta de elaborados y otra de frío, con más de 70 trabajadores. A mediados de junio los responsables de la firma se reunieron con el comité de empresa y decidieron adelantar las vacaciones por "falta de carga de trabajo".

El administrador único de la compañía e hijo del fundador, Juan Manuel Freire, mantuvo una reunión la semana pasada en Madrid con los presidentes de los comités de empresa de todos los centros operativos de la firma. La compañía ha evitado acometer cualquier medida traumática ante la factual alta de materia prima, necesaria para procesar sus productos elaborados.

Las grandes distribuidoras adquirían antes la materia prima incluso cuando las flotas pesqueras se encontraba faenando, hasta que las grandes firmas de alimentación empezaron a negociar directamente con los proveedores. Desde la industria pesquera-transformadora aseguran que la crisis está consumiendo la masa crítica de un sector en declive. Las cadenas de alimentación se saltan un intermediario: justo a las compañías que desempeñan la actividad de Freiremar. A esto hay que añadir un sector fuertemente apalancado, que echó mano del crédito para su expansión internacional cuando el momento económico era otro.

Otros tiempos

Mucho han cambiado los tiempos desde que Freiremar comenzara con su andadura, con solo tres buques pesqueros. En la actualidad tiene 35 arrastreros congeladores de su propiedad, pero el estado del sector convierte su futuro en una incógnita. Sus buques, no obstante, continúan faenando en aguas del Atlántico Noroeste, y en determinados puntos de la costa oriental del continente americano, como las Islas Malvinas o las costas de Boston.

La compañía mantiene una estructura vertical que le permite operar con materias primas propias, en gran medida. Además, dispone de 60 cámaras frigoríficas también de su propiedad, cuya capacidad total de almacenaje alcanza los 155.000 metros cúbicos. Se trata de un gigante al que, como otras grandes empresas, ha sido igualmente golpeada por la actual recesión económica, y por importantes cambios en el modelo de negocio en el que opera. Su último intento de encontrar una solución en la banca no ha tenido éxito, lo que la coloca al borde del concurso de acreedores, según vaticinan los expertos.