Imaginen que un operario de aguas municipales tiene un accidente en una de las galerías de servicio bajo el Paseo de Las Canteras. Está inconsciente y además se produce un escape de gas en una de las tuberías de este espacio de 2,5 metros de ancho, tres de alto, y dos kilómetros de longitud. El Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) de la capital grancanaria reprodujo esta situación en un simulacro el pasado viernes a la altura de la calle Los Martínez de Escobar, con el fin de entrenar a varios de sus bomberos para que sean lo más eficientes posibles en este tipo de actuaciones.

"Rogelio, tenemos víctima localizada, está inconsciente en un principio, voy a intentar a ver si me responde", informa el agente Jerónimo Brito al cabo Rogelio Rodríguez, coordinador de la intervención, tras ver y escuchar en un monitor las imágenes y sonidos captados por una cámara con un tubo extensible de 3,5 metros de largo y con luces LED que sostenía otro bombero. Antes de visualizar al operario herido, el agente Yeray Pérez se encargó de detectar posibles gases contaminantes mediante un dispositivo especial.

A la caza del gas

"Con un explosímetro mi función es acercarme en un primer momento para medir el nivel de oxígeno y diferentes gases, si hay presencia de ácido sulfhídrico, de los gases derivados del metano", explica Pérez, que está superando el periodo de academia de tres meses, tras aprobar la parte física y teórica de la oposición, junto con los agentes en prácticas Ángel Sánchez y David Suárez. Los siete miembros del SEIS que conformaron los dos equipos de intervención en esta maniobra ficticia se enfundaron en unos trajes antisalpicaduras de color amarillo para protegerse de posibles gases y productos tóxicos, y con bombonas de oxígeno a sus espaldas, unos equipos de circuito cerrado con capacidad para respirar durante cuatro horas, y otros de circuito abierto para 30 minutos, que son los Equipos de Respiración Autónoma (ERA).

"En una segunda fase, se hará un taponamiento de un escape de gas, que en principio es un gas inerte [inactivo, incapaz de reacción], pero nos produce asfixia por el desplazamiento de oxígeno. El tiempo de respuesta va a ser 5-10 minutos como mucho", apunta el cabo Rodríguez. En este ejercicio aparecieron en escena el agente en prácticas Ángel Sánchez y el cabo Claudio Marrero, para bajar a la galería. "Vamos a taponar un tubo de conducción con un cojín de baja [neumático] para que no pasen esos gases que están saliendo abajo en el foso", detalla Sánchez. Como tercera y última medida utilizaron también balizas que se activarían con un ensordecedor pitido en caso de detectar una atmósfera explosiva. Estos dispositivos preventivos ocupan una superficie de 620 metros cuadrados o 100 metros lineales, según indica Rodríguez.

Formación continua

Los simulacros en espacios abiertos o reducidos son fundamentales para poner de relieve las fortalezas del cuerpo de bomberos y detectar las deficiencias en las posibles actuaciones en la vida real. "Es sumamente importante ya que hace que tengamos agilidad y destreza con el material, y mejora los conocimientos y su utilización. Entonces vamos adquiriendo la respuesta de cualquier incidencia posiblemente antes de hacer la intervención", subraya Rodríguez. "A mayor práctica, con mayor eficacia podrás resolver la situación con la mente fría, y los simulacros te ayudan a entrenar, y mantenerse uno en condiciones", explica el agente Yeray Pérez.

Una de las máximas con las que trabajan los bomberos es su propia seguridad y la de los ciudadanos. "La primera premisa es llegar al servicio, pero la palabra rapidez en bomberos hay que tomarla siempre un poco entre comillas, porque de lo que se trata es intentar hacerlo una sola vez y bien. El trabajo en equipo es una de las grandes virtudes, y a medida que vas trabajando, coges experiencia, protocolos y consejos de los compañeros más veteranos", destaca Jerónimo Brito, miembro del SEIS y uno de los instructores junto con el sargento César Afonso.

En esta simulación en el Paseo de Las Canteras el coordinador general de Presidencia y Seguridad del Ayuntamiento capitalino, Claudio Rivero, y el suboficial jefe del SEIS, Tomás Duque, presentaron un programa formativo y de modernización del servicio para sus 150 bomberos entre septiembre y noviembre, que cubre un abanico multidisciplinar de intervenciones, como rescate en ascensores e incendio en aparcamiento subterráneo, manejo de vehículo autoescalera, entre otros.

Este contenido se enmarca dentro de las directrices del Plan de Emergencias Municipal (Pemulpa) de la ciudad, aprobado en noviembre del 2013. "Recoge la necesidad de que la ciudad se dote de los medios más seguros y más modernos en seguridad y de que los profesionales de las emergencias estén plenamente formados y adiestrados en el manejo no sólo teórico de los aparatos, sino también práctico en situaciones que simulen escenarios reales de tragedias, incendios", asegura Rivero.