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Fiestas Fundacionales Hija Predilecta

Marisol Ayala: "Al político le pasa como al periodista, que si no sale a la calle no ve lo que pasa"

Treinta años de periodismo social avalan la trayectoria profesional de la galardonada

Marisol Ayala, con una máquina de escribir y una guitarra, ambos objetos inseparables de la periodista. SABRINA CEBALLOS

¿Cómo recibe la noticia de ser nombrada Hija Predilecta de la ciudad cuando en este oficio un periodista nunca debe ser noticia?

Un periodista siempre incomoda y el premio es un reconocimiento a 30 años en el periodismo social en el que hay mucha competencia, y por eso me alegra. El periodismo social siempre ha sido la parte fea de la sociedad, donde están las miserias, el maltrato de la administración; siempre ha sido necesario y ahora más que nunca. Estoy muy contenta.

Coincide, además, con un momento convulso para la ciudad tras las elecciones del domingo, ¿qué análisis hace como periodista de los resultados locales?

Son un reflejo de lo que pasa en la sociedad. El desprecio que la gente ha sentido por los que le gobiernan. Hoy mismo [por el viernes], sin ir más lejos, han detenido al delegado del Gobierno en Valencia por corrupción. La prepotencia, la soberbia se ha instalado en las formas de vivir, de estar y de comportarse y eso tiene que cambiar. La sociedad y la ciudad necesitan un cambio y no me da miedo decir que falta justicia social. Las Palmas de Gran Canaria está muy bonita en la zona baja, pero invito a la gente que vaya a los barrios, machacados, dejados, abandonados. La ciudad no es solo la parte baja. Han sido tantos años de no asomarse a la calle que no se ve lo que ocurre. Es lo mismo que nos ocurre a los periodistas cuando trabajamos en las redacciones y no salimos a la calle.

¿Habrá ingobernabilidad como anuncia el alcalde?

Soy optimista, creo en la gente. Aquí, desde luego, ha sido un factor sorpresa para los que estaban gobernando porque no se esperaban esto, pero ¿por qué hay que tener miedo? No, hombre, no lo hubo ni cuando se legalizó el Partido Comunista.

¿Cómo comenzó en esta profesión?

Mi padre era periodista, mis hermanos; me recuerdo de pequeña con una máquina de escribir. Tenía pasión y admiración por mi padre, pero yo empecé en esto más tarde. Era funcionaria de la Administración de Sanidad y allí veía tantas cosas. Estoy hablando de la Sanidad del franquismo, pero hubo una manifestación de enfermos renales en el Hospital Insular que protestaban porque no tenían para hacerse la diálisis; lo que suponía estar entre la vida y la muerte, que me impactó. Pensé que todo eso se tenía que contar y comencé a colaborar con el Diario de Las Palmas, a hacer periodismo social y, finalmente, en LA PROVINCIA, donde me contrataron. He sido muy afortunada porque he trabajado en la profesión que más me gusta del mundo y criado a mis hijos. Ha sido un regalo, he trabajado con lo mejor de la historia de LA PROVINCIA y ésta ha sido mi casa. Reconozco que tengo olfato periodístico y estoy cerca de la gente. Y eso creo que es también lo que se me ha premiado. Todo lo que he vivido profesionalmente me ha enriquecido.

¿Tuvo algún maestro? ¿Su padre, quizás?

Desde luego, mi padre, jefe de Deportes del Eco de Canarias. Después vinieron directores, todos ellos hombres, que me han orientado.

¿Qué recuerdos tiene de esos comienzos profesionales?

Mi primer artículo fue uno de cirugía estética. Ver mi nombre en el periódico fue impresionante. Estamos hablando de los años 80. Siempre he sido una devoradora de periódicos, muy inquieta y curiosa y eso supongo que ha influido. Incluso cuando me jubilé de LA PROVINCIA / DLP me podía haber estado quieta pero no he podido. Escribí La secta del Kárate con mi hijo Micky Ayala y tengo un blog.

¿Qué le han aportado las redes sociales?

Han sido un hallazgo maravilloso. El periodismo no se acaba con ellas, serán los formatos; no nos condenan a morir, sino a hacer otro periodismo, de investigación, de otro tipo. Aunque parecen frías no lo son. A mí me han acercado a muchos lectores, familias que no conocía. Como fuente de información es una maravilla y además se alimenta de lo que escriben mis compañeros. Todo es positivo. Me han regalado 1.300.000 visitas.

¿Qué límites tiene como periodista?

Cuando tú invades la intimidad de alguien que es vulnerable, que está en precario y que ve al periodista como una tabla de salvación es muy fácil aprovecharse, hacer fotos feas y saltarse la dignidad de las personas. Es ahí cuando hay que ponerlo.

¿Cuántas veces le tentaron los poderes políticos y económicos para endulzar una información?

Una vez me ofrecieron un puesto de trabajo en Sanidad cuando se acababa de inaugurar el Hospital Negrín y hubo como una revuelta. Pero no he aceptado nunca nada y tampoco me han ofrecido más. Creo que todo eso lo veo venir y ellos también. Aunque tú tengas amigos en política y te vayas a comer con ellos, no hay que mezclar la velocidad con el tocino.

¿Qué noticias le han dejado huella?

El caso de Cathaisa, la niña asesinada en La Feria. Era la primera vez que cubría algo así y fue tremendo porque se alargó en el tiempo y, además, había hablado con el que luego se descubrió que era el asesino. También cuando subí a la cárcel cuando Eufemiano Fuentes, que era amigo mío, fue acusado de haber matado a una joven en el Puerto. Y, luego, otra historia de la gente vulnerable, un matrimonio joven, con varios niños, que vivía en una chabola en el Sur y al sacarlo en el periódico le dieron una casa. El matrimonio apareció un día en el periódico para darme las 70.000 pesetas que tenían para pagarme el favor. Hay muchas, cuando la época dura de la heroína en la ciudad, una noche nos avisaron de que habían encontrado a un joven muerto y fui con el fotógrafo Quesada a casa de los padres. Nos dimos cuenta que no sabían nada y nos fuimos, cuando volvimos ya se lo habían comunicado y los gritos de esa madre eran desgarradores. La vi tan buenísima persona, tan desolada, que me dejó tan consternada que me la lleve a trabajar en mi casa y estuvo con nosotros cinco años.

No ha ejercido cargos, ¿tuvo aspiraciones y la frenaron o no se lo planteó nunca?

Gracias a Dios nunca quise cargo. ¡Cuántos periodistas buenos se han perdido en los despachos! Hay gente que sirve para ello y otros no; me lo ofrecieron pero yo les decía que me subieran el sueldo.

¿Qué consejo daría a un joven que quiere ser periodista en un momento en que la profesión está en transformación?

El reto que se avecina es interesante. Los momentos no son nada atrayentes para un joven; a ver si los digitales comienzan a dejar dinero. Nadie se va hacer rico siendo periodista, más vale que se meta en otra cosa. Pero el que tenga tinta en las venas, va a escribir siempre.

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