La nueva carretera de San Francisco, que unirá a través de un túnel la carretera de Mata con El Batán, permitirá desviar por la circunvalación el tráfico que ahora baja desde la Ciudad Alta por Primero de Mayo y sobre todo por la calle Buenos Aires, para conectar con la Avenida Marítima. Esta vía, un viejo proyecto que lleva en un cajón del Ayuntamiento de la capital grancanaria desde hace casi diez años, permitirá descargar también el tráfico que sube desde la GC-1 a la Ciudad Alta por Bravo Murillo y también el de la bajada de Mata y Viera y Clavijo. La carretera tiene la función de un anillo que conecta la parte alta y baja de la ciudad, bordeando los barrios históricos y descargándolos del tráfico de paso hacia las grandes vías troncales del municipio.
El nuevo Plan Especial de Protección (PEP) de Vegueta y Triana, que está previsto que se apruebe a finales de este año, hace referencia a esta vía como una conexión esencial para poder peatonalizar la calle Buenos Aires o, por lo menos, reducir la circulación, ya que disminuiría muchísimo el elevado tráfico que la atraviesa, en la inmensa mayoría de los casos, para conectar con la Avenida Marítima.
Según un estudio de movilidad realizado en 2006, con la nueva carretera el tránsito de vehículos bajaría en Buenos Aires en más de un 40% y un 20% en Viera y Clavijo.
La disminución de la circulación en esta calle permitiría en un futuro su peatonalización, pero los técnicos consideran que costará "mucho tiempo" alcanzar esas condiciones ideales para llevar a cabo esa actuación. El anillo que uniría Las Rehoyas con la carretera de Tafira también es esencial para peatonalizar la carretera del centro (GC-110) que divide Vegueta y Triana, porque haría innecesario el tráfico de vehículos por esta zona que no tenga como origen y destino los dos barrios históricos.
Alternativa
De hecho, este acceso fue proyectado durante el mandato de Pepa Luzardo como la alternativa para sustituir la conexión de la carretera de Tafira con la Avenida Marítima, dado que el Gobierno canario se niega a cerrarla al tráfico, porque la considera imprescindible como vía de escape, en el caso de que un accidente bloquee la circulación en los túneles de San José.
La carretera se presupuestó hace diez años en nueve millones de euros, una cifra que probablemente hoy sería mayor, y contaba con financiación del Cabildo de Gran Canaria hasta que el pasado año el Ayuntamiento entregó a la institución insular para prefinanciar la cuarta fase de la circunvalación y adelantar su terminación a finales de este año.
En total, el Ayuntamiento liberó 10,9 millones previstos para carreteras, que se suponen serán devueltos al Cabildo por la Comunidad Autónoma en el futu- ro, pero todavía no se ha decidi-do qué destino se dará a esa fi-nanciación.
La nueva vía urbana parte de la rotonda situada entre el parque de Las Rehoyas y la parte alta de El Polvorín, atraviesa a través de un túnel la montaña de San Francisco, en un tramo de 200 metros de longitud, y sale a la altura de las viviendas del barrio, bordea la ladera del barranco Guiniguada y conecta con la carretera de Tafira, a la altura de la rotonda de El Batán. Desde aquí, los vehículos pueden conectar con la Autovía Marítima a través de la circunvalación y los túneles de San José. Su longitud aproximada está cifrada en 900 metros.
Un tramo del trazado de la calzada discurrirá por fincas de plataneras, por lo que el Ayuntamiento tendrá que expropiar una parte de esos terrenos. El proyecto contempla un solo carril en dirección a Las Rehoyas y dos carriles en sentido de bajada.
Los técnicos consideran que la conexión de la Avenida Marítima con la Ciudad Alta a través de esta nueva carretera es fundamental para avanzar en la peatonalización y la reducción del tráfico en los dos cascos históricos. Bajará el tráfico en muchas de sus calles, pero se potenciará en Bravo Murillo y Primero de Mayo con los vehículos que se dirigirán hacia la rotonda de la Universidad y desde aquí a la zona de Las Rehoyas por el túnel de San Francisco.
