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El eterno recuerdo de Félix de Granada

Gamá y la Asociación de Mujeres Maltratadas y Prostitutas rinden tributo al transformista

El eterno recuerdo de Félix de Granada

Un mes después de que se apagara, el eco de la voz de Félix de Granada pervive entre aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo. "Alegre, amigo de sus amigos y, sobre todo, una persona muy especial" es como su sobrina Mercedes Perdomo le rememora emocionada. Y es que ayer en el barrio de Arenales se le rindió un homenaje promovido por la Asociación de Mujeres Maltratadas y Prostitutas de Las Palmas y el colectivo Gamá con motivo del Día Internacional contra la LGTBfobia.

El salón de actos del Centro Cívico Suárez Naranjo se convirtió en el punto de encuentro para las numerosas personas que no quisieron perderse la ceremonia. Entre ellas estaban los concejales de Participación Ciudadana y distrito Centro, Sergio Millares y José Eduardo Ramírez. "Este es un acto de justicia y por la libertad y todos los partidos políticos del Ayuntamiento aprobaron por unanimidad este homenaje y esperamos que en un futuro podamos ponerle la placa que realmente se merece", señaló este último. "Las ciudades son grandes cuando saben reconocer a lo suyos", apuntó Ramírez, quien también recalcó que "el único delito" del cantante de Colorines fue "querer ser libre".

El acto contó con la intervención improvisada de Juanita La Isletera, que recordó las numerosas ocasiones en las que compartió escenario con Félix de Granada. Ana González y Marcos Jesús, amigos del artista que falleció el pasado 3 de abril, a los 84 años, víctima del alzhéimer, pusieron la nota musical del encuentro. Pero antes, Mercedes Perdomo no pudo contener la emoción al hablar de su tío y recordó el momento en el que preguntó a su madre por qué le llamaban "mariquita", recibiendo una lección magistral de su progenitora quien se sentía tan orgullosa como ella de Félix de Granada. Perdomo acabó su intervención con palabras recogidas en la biografía de su tío en las que decía que quería ser recordado, entre otras cosas, por lo que hizo, por lo que cantó y por todo lo que vivió.

Félix Cabrera Canino tenía mil historias que contar. Llegó a este mundo allá por los años 30 del siglo pasado, justo antes de que comenzara la Guerra Civil Española. Cuando aún era un niño actuaba en el Circo Toti y aprovechaba los concursos de radio para probar suerte con su arte. La llegada de la dictadura franquista le generó numerosos problemas debido a su condición de homosexual. "Todavía hoy recuerdo con pena que me robaron la juventud", comentaba el cantante en una entrevista.

Una juventud que estuvo marcada por humillaciones, insultos y persecuciones por parte de la policía, que le esperaba a la salida de los teatros donde actuaba para detenerlo. Esto incluso le llevó a pasar un año de su vida encerrado en la cárcel bajo la Ley de Vagos y Maleantes, como recuerda Juana María Ortega, presidenta de Asociación de Mujeres Maltratadas y Prostitutas, que también vivió en sus propias carnes la intransigencia de aquella época. Pero supo sobreponerse a aquellos duros momentos para triunfar sobre las tablas a pesar de la represión.

El transformista siempre rememoraba una gira por el Mar Mediterráneo con el ballet valenciano Gardenias del Sur. Eran los años 60. Líbano, Chipre, Egipto, Grecia o Italia conocieron al grancanario, que recalcaba que aquel viaje le convirtió en un "artista consolidado" cuando regresó a Madrid. En la capital coincidió con otros grandes de la música y el cabaret español como Lola Flores, Carmen Sevilla, Marujita Díaz, Charo Reina, Norma Duval o el más afamado cantante cubano de boleros, Antonio Machín.

Los años le fueron devolviendo a Arenales, de donde realmente nunca salió, convirtiéndose en un cantante popular. Félix de Granada estaba presente en casi todas las fiestas de los barrios de la capital grancanaria para deleite de sus seguidores. Su voz no se apagó ni cuando comenzó a aparecer la enfermedad que le llevó a la muerte. Aún hoy se puede disfrutar de Colorines, esa canción que tanto gustaba a quienes acudían a sus actuaciones y que tantos problemas le generó durante su época dorada, en redes sociales como Youtube. Ese "corazón de oro", como lo define Juana María Ortega, continúa latiendo.

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