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El cañón de tipo carronada descubierto en los fondos de la bahía de Las Palmas de Gran Canaria por buzos de la empresa Samper S. L.ANDRÉS CRUZ

El Gobierno afirma que no hay restauradores para el cañón

La pieza del siglo XVIII sigue sumergida en el Puerto

"Entre estas amenazas, cabe destacar la falta de formación y cualificación específica en la materia, no sólo de los técnicos de las administraciones competentes sino también de las propias empresas privadas que ejecutan proyectos para la recuperación y conservación del patrimonio subacuático". De esta forma comunicó la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias al Cabildo de Gran Canaria su negativa para trasladar a un lugar adecuado el cañón del siglo XVIII que fue encontrado en junio en plena bahía de la capital grancanaria y que desde hace cuatro meses permanece en el mar colgado de un buque atracado en el Puerto de La Luz.

La Consejería de Turismo, Cultura y Deporte indica en un informe elaborado el pasado mes de julio que "tampoco existe en la actualidad empresa alguna que garantice la utilización de los medios de conservación adecuados, por lo que, en el momento presente, se estima conveniente, en aplicación del principio de conservación in situ, proponer la permanencia de la pieza en el medio subacuático", acogiéndose a las recomendaciones del Libro Verde del Plan Nacional para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático.

Otro de los aspectos que señala el ejecutivo regional es el lugar idóneo de conservación del elemento. "Dado que el patrimonio subacuático resulta especialmente vulnerable a la destrucción, una vez que se produce la extracción del lugar del hallazgo si no se siguen estrictamente unas medidas de conservación específica, en lugares habilitados al efecto, no resulta posible determinar un emplazamiento adecuado para la pieza de artillería encontrada".

Así, la dirección general propone que continúe en el medio subacuático hasta que se garantice el tratamiento de preservación necesario. "Una vez existan estos medios, y se lleven a cabo los procedimientos de conservación específicos, se podrá acordar la extracción y traslado del material a lugar procedente".

El Gobierno, en cambio, sí dio el visto bueno a la solicitud de realizar prospecciones en la zona para investigar el posible yacimiento que se pudiera encontrar en aguas del Puerto puesto que los arqueólogos que analizaron en un principio el cañón estimaron que podría encontrarse más restos. En este sentido, la consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo informó de que la institución carece de financiación para proceder a estos trabajos durante este año. Asimismo, tampoco tiene presupuesto para llevar a cabo la restauración de la pieza, un proceso que se podría alargar hasta dos años debido a la complejidad por su estado de salinidad.

Fuentes oficiales de la consejería precisaron que se están buscando vías para hacer frente al coste de estas actuaciones, aunque no se descarta que a final de año algún remanente sea destinado a estos trabajos. En todo caso, expertos consultados calificaron como inaceptable que la pieza del siglo XVIII, que tiene un valor "extraordinario" y "único", según precisaron los técnicos encargados de hacer un primer análisis; continúe amarrado a un barco con el consiguiente peligro que eso conlleva para su correcta conservación.

Esta fue la solución que dieron desde la empresa de trabajos subacuáticos después de hablar con los técnicos de la administración insular. Los submarinistas de J. L. Samper se encontraron con el cañón, de tipo carronada, el sábado 18 de junio cuando limpiaban el casco de un petrolero anclado al sur de la terminal de contenedores de Opcsa y al este del Muelle Deportivo, a la altura de la calle Juan XXIII. Los operarios decidieron izar el resto arqueológico al no poder señalar el lugar en el que se encontraba.

Una vez analizado por los arqueólogo, estos precisaron que era el primer cañón de este diseño que se encontraba en la Isla y no descartaron que en la zona donde se produjo el descubrimiento se encontraran más restos, además de advertir del riesgo que corren por el trasiego de buques del Puerto.

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