Fallece el periodista Pepe Rivero

José Antonio Rivero Gómez (Las Palmas de Gran Canaria, 1945), más conocido en el mundillo periodístico, al que pertenecía, como Pepe Rivero, fallecía en la mañana de ayer, de forma tan rápida como repentina a los 72 años de edad, al no poder superar las consecuencias de un derrame cerebral que le había sobrevenido en la jornada sabatina.

Después de superar con anterioridad otros graves episodios de los que salió adelante en los últimos años -tuvo que ser intervenido en dos ocasiones en una clínica especializada de Pamplona-, en esta ocasión no pudo esquivar la muerte.

Era Pepe Rivero una persona erudita, estudiosa e investigadora, siempre implicada en temas tanto culturales como deportivos. Gustaba de coleccionar infinidad de objetos. De ahí, por ejemplo, su faceta de numismático -su colección de sellos es bastante importante-, y en la deportiva, destacan sus aficiones, de una parte como practicante, como es el caso de la colombofilia -durante muchos años tuvo palomares en su residencia de Tafira, con éxitos en alguna que otra campaña desde Tam Tam y otras sueltas importantes de las que se realizan en la Isla-, o el golf, cuando ganara varios de los torneos importantes de los que se disputan en el Real Club de Golf de Las Palmas, en el campo de Bandama durante su etapa de competidor de categoría juvenil; y de otra, como mero seguidor y simpatizante, como es el caso de la lucha canaria, en la que no sólo fue cronista en el Diario de Las Palmas bajo el seudónimo de Pardelera, sino que también fue presidente y mecenas del decano del deporte vernáculo en Gran Canaria, el Adargoma.

Dentro de esta faceta deportiva, destaca asimismo su etapa como periodista implicado en la defensa no sólo de la UD Las Palmas, sino de los llamados deportes minoritarios. Durante décadas fue colaborador de esta casa, Editorial Prensa Canaria. Primero en Diario de Las Palmas, donde no sólo hizo famosa su firma de Pardelera en la lucha canaria, sino su propio nombre como columnista, escritor de golf y, principalmente, con sus muy someros y exquisitos análisis de cada lunes sobre la Premier League inglesa, una competición que no sólo vivió en vivo y en directo durante sus largos años de estudiante en Londres -a donde con posterioridad volvía con cierta asiduidad por motivo de los negocios familiares de exportación de flores-, sino que siguió desde la distancia, en Gran Canaria, y del que no podía negar sus predilecciones por el Chelsea. Era fiel seguidor de los blues londinenses.

Seguidor de la UD Las Palmas

Era Pepe Rivero uno de los cuatro hijos -sus tres hermanos, Fernando, Domingo y Juan Francisco ya están fallecidos también-, de Fernando Rivero Del Castillo-Olivares -sexto de los hijos del poeta Domingo Rivero González y su esposa, María de las Nieves del Castillo-Olivares y Fierro-, quien fuera presidente de la Federación de Fútbol de Las Palmas, bajo cuyo final de mandato se inauguró, el 25 de diciembre de 1944, el Estadio Las Palmas, más conocido posteriormente como Estadio Insular, y también uno de los miembros contituyentes que el 16 de agosto de 1949 acordaron fundar la UD Las Palmas.

Una UD Las Palmas en la que un jovencísimo José Antonio Rivero Gómez entró a formar parte como socio "el 19 de julio de 1951, con sólo seis años", como él mismo se vanagloriaba en señalar muy a menudo, en especial cuando hacía mención a su pasión por el club amarillo, y de la que, a su vez, su pequeño hijo, Domingo Rivero Estévez, pasó a formar parte de su elenco social apenas dos horas después de nacer el 24 de agosto de 2006, por lo que le cabe el honor de ser, desde el pasado 2014, el decano de los socios simpatizantes más jóvenes de la entidad amarilla.

Empedernido investigador

También hay que destacar su labor de empedernido investigador dentro del deporte, que le llevó incluso a desplazarse a Francia cuando siguió los movimientos de los últimos años de vida de uno de los grandes jugadores de fútbol salidos de Gran Canaria, como es el caso de José Padrón El Sueco -aunque en su historia, Rivero Gómez señala que el sobrenombre era el zueco, porque siempre usaba este tipo de calzado-, exiliado en el país galo en los primeros años de la guerra civil española y cuya tumba encontró hace unos diez años, descubriendo que había muerto en París en 1966, sin haber vuelto a pisar suelo patrio desde que saliera de España en 1934.

Asimismo, aunque la dejó en el tintero, esbozada, había estudiado la vida de otro jugador canario como fue Pedro González Sánchez, más conocido como Timimi, quien fuera campeón de Liga con el Real Betis en la temporada 1934-35, fallecido en el Hospital de San Martín de la capital grancanaria en 1961, después de vivir en la indigencia en la zona del Muelle Grande.

El ámbito cultural

En cuanto a su faceta cultural, cabe recordar que fue también uno de los asiduos colaboradores del semanario humorístico El Conduto, que publicaba Diario de Las Palmas bajo la dirección de Eduardo Millares ( Cho Juaa). Igualmente fue uno de los principales exponentes de la revista de análisis político Sansofé -que se imprimía donde hoy día se ubica el Museo Poeta Domingo Rivero-, que se editaba en la época de la dictadura y que fuera cerrada por decisión gubernativa, junto a otros insignes periodistas como Pepe Alemán, Herrera Piqué, José Carlos Mauricio o González Morera, entre otros.

De esta vena cultural de Pepe Rivero hay que destacar, asimismo, su amor por la poesía y la literatura. Tal es así, que dejó poesía inédita escrita y corregida. Vena que, además, le venía de familia, por parte de su abuelo, Domingo Rivero González.

Precisamente por ello hace unos años inauguró el Museo y la Fundación Poeta Domingo Rivero, dedicados a la memoria de su abuelo paterno, el poeta aruquense cuya obra se empeñó y consiguió dar a conocer a nivel nacional; museo que, ubicado en la calle Torres, se ha convertido en toda una referencia en la cultura de Gran Canaria desde su inauguración.