Naviera Armas continúa durante el mes de agosto con los trabajos de reparación del muelle Nelson Mandela del puerto de Las Palmas, que resultó dañado tras el accidente sufrido por el ferry Volcán de Tamasite el pasado 21 de abril. Fuentes de la compañía, que ejecuta estas obras al mismo tiempo que realiza la construcción de su nueva terminal en la explanada adyacente al dique, indicaron que la recuperación del espaldón podría estar concluida el 30 de septiembre si el clima no influye negativamente en el avance de los trabajos, que en los últimos días se han visto complicados por el régimen de alisios habitual de esta época del año.

A pesar de las dificultades generadas por las condiciones del tiempo, los trabajos han continuado de acuerdo con el ritmo previsto por la empresa canaria. Hasta ahora se han retirado los escombros que permanecían en la zona tras el choque del ferry con el espaldón y se ha protegido el dique con una hilera de bloques de hormigón que garanticen la seguridad.

El siguiente paso consiste en la recuperación de las celdas del espigón que fueron dañadas por el golpe. Para que el oleaje no afecte a la ejecución de las obras se están construyendo dos bloques que serán introducidos en las celdas. Con esta medida se pretende evitar que el agua pueda acceder hasta el interior de la estructura. Una vez que la impermeabilización esté garantizada se procederá al cierre y reconstrucción completa de las celdas.

Será entonces cuando dé comienzo la reparación del espigón, la zona del dique donde las consecuencias del suceso aún siguen resultando visibles. Ésta tendrá lugar en dos fases. Por un lado se reconstruirá el área inferior, la que tiene contacto directo con el agua. Por otro se actuará en la zona que se encuentra por encima del nivel del mar, que recuperará su forma inclinada original para evitar que las olas puedan traspasar el muro.

El accidente del Volcán de Tamasite, que transportaba a 140 pasajeros y 33 tripulantes entre los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, se produjo cuando pocos minutos después de abandonar el muelle de la capital grancanaria la nave sufría un fallo de energía que provocó que se quedara sin control y acabara chocando contra el exterior del dique. A pesar de haber sufrido daños en la proa, el navío pudo regresar minutos después por sus propios medios hasta el punto de atraque para que los pasajeros pudieran volver a tierra. Trece de ellos tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios debido a crisis de ansiedad y cervicalgias, aunque no hubo que lamentar víctimas graves. También resultaron destruidas las canalizaciones que la petrolera Oryx utiliza para suministrar combustible a los barcos atracados en el dique.