Emilio Ramal, historiador del arte grancanario afincado en Tenerife, está pasando unos días en su isla natal. Como de costumbre, se acercó a la playa de Las Canteras en la mañana de este viernes 20 de octubre para hacer deporte cuando, al comienzo de la zona conocida como La Cícer (cercana al Auditorio Alfredo Kraus) algo en la arena le llamó la atención: era una moneda del siglo XVIII. O eso creía. Ramal se puso en contacto con historiadores especialistas en este periodo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Casa de Colón y han determinado que se trata de una réplica.

La historia ocurrió de la siguiente manera: Ramal, jefe de audiovisuales y actividades en TEA Tenerife Espacio de las Artes, contó en sus redes sociales que mientras hacía deporte "vi que sobresalía, semienterrada en la orilla, lo que parecía ser la tapa de una cápsula de café de las grandes, o una moneda de chocolate plateada, me llamó la atención, me agaché y la cogí". Ramal se dio cuenta enseguida de que se trataba de una moneda y no una cualquiera, sino realmente antigua "por su estado y porque era de plata, ya que no estaba oxidada".

Apenas podía leer nada del misterioso hallazgo, así que este gestor cultural procedió a limpiarla "con cuidado, quitándole parte del salitre, la arena y algas que tenía". De esta manera, puedo atinar a descubrir los secretos del anverso, donde pudo leer en latín: "PHILIP V D.G. HISPAN ET IND REX" (Felipe V, por la Gracia De Dios, Rey de España y de las Indias) y el escudo Real; y en el reverso: dos globos terráqueos unidos bajo una misma corona, flanqueado por las columnas de Hércules con la inscripción "Plus Ultra": más allá) y alrededor de ese reverso, "VTRAQUE VNUM" (Ambos son uno, refiriéndose a España y Las Indias), y la fecha: 1734.

Pero no acabaron aquí las útiles pesquisas de Ramal: "He buscado en internet y se trata de una moneda de plata de 8 reales acuñada en México". Este cinéfilo se pregunta "¿Qué historia habrá detrás de esta moneda?" y ha creado su propia teoría: "Seguramente hace casi 300 años, un barco que venía de América hacia España, naufragó o fue hundido a miles de kilómetros de la orilla de Las Canteras, y esta moneda -como muchas otras- iniciaría un largo viaje de varios siglos al albur de las corrientes marinas, mecida por las mareas, para acabar varando en la orilla de 'mi playa de Las Canteras' y que yo me topase con ella... 'El vago azar, o las precisas leyes. Que rigen este sueño, el universo...' que decía Borges". Ramal se despide de esta historia asegurando que "¡A mi padre -que siempre ha coleccionado monedas antiguas- y a mis hijos, les va a encantar!".