El hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria cerró ayer sus puertas para iniciar las obras de remodelación que realizará Barceló, quien lleva ahora las riendas del histórico edificio después de 23 años de gestión del empresario Juan Padrón. El objetivo de estos trabajos es devolver al inmueble al proyecto original del arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre. Según fuentes de la empresa turística las obras se prolongarán, previsiblemente, hasta abril del próximo año. De esta manera, el emblemático establecimiento no admitirá huéspedes durante once meses. La última vez que esto ocurrió fue entre 1981 y 1983. Al igual que en esta ocasión, aquel cierre se produjo por un cambio en la adjudicación de la explotación turística del edificio.
La dirección del Santa Catalina obsequió a la última clienta en abandonar el inmueble con un ramo de flores amarillas. De nacionalidad alemana, la mujer desconocía por completo que sería "galardonada" después de una estancia de siete días. Pasadas las doce del medio día aún permanecía ella imbatible en el recibidor principal junto a su equipaje; mientras, los empleados comenzaban a recoger los muebles y demás objetos.
En esta primera fase que acaba de comenzar la dirección ha procedido a vaciar el edificio de muebles y objetos varios. Primero se desalojarán los salones y zonas y comunes y después las 200 habitaciones con las que cuenta el hotel. Por el momento, el mobiliario lo están trasladando a uno de los salones, como solución provisional. A lo largo de la mañana los últimos huéspedes pudieron ver cómo los empleados, incluido el actual director, Alejandro Domínguez, movían de lugar las sillas de la terraza, las cómodas del hall, y hasta el piano de la cafetería. En apenas unas horas toda la zona de la entrada quedó totalmente desalojada.
Entre quienes resistieron hasta el último instante sentados en la terraza estaba el empresario Manuel Moreno Almeida, natural de Guía, quien pernocta en el hotel tres o cuatro días a la semana desde hace varios años. Junto a él, mientras se fumaba un puro, estaban los últimos huéspedes con sus maletas, minutos antes de partir de Gran Canaria. Aunque la empresa mallorquina recogió el testigo de la familia Padrón en noviembre, estos han esperado hasta mayo para agotar todas las reservas que estaban ya contratadas.
Vuelta al pasado
El Santa Catalina abrió por primera vez en el barrio de Ciudad Jardín, entonces de "los Hoteles", en 1890. Fue uno de los primeros establecimientos de gran renombre de la capital, dirigido a la alta clientela británica de la época. Desde entonces este inmueble ha cerrado sus puertas en diversas ocasiones. Incluso, tras su municipalización, fue un club social. Habría que esperar a 1952 para que este volviera a abrir sus puertas, después de una completa reconstrucción llevada a cabo por Fernández de la Torre.
Desde entonces se han realizado multitud de obras, de pequeñas ampliaciones parciales, además de unos trabajos más exhaustivos a principios de los ochenta, cuando la compañía Husa dejó la explotación. Por último, los Padrón realizaron varias reformas en los noventa, pero estos siempre mantuvieron el negocio abierto a la selecta clientela.
Según las directrices de la concejalía de Urbanismo Barceló debe respetar en todo momento el proyecto original de Fernández de la Torre. El proyecto incluye una zona chill out en la cubierta del edificio y la incorporación de una de las piscinas que utiliza ahora el Club de Natación Julio Navarro. A cambio, la empresa mallorquina tendrá que construirles una. También se reubicará el comedor de desayunos en el antiguo casino.
Por otra parte, se eliminarán los techos que cubren varios salones, para que estos vuelvan a ser patios al aire libre, como lo eran en el proyecto original. Aunque, una de las medidas de mayor alcance será la creación de accesos peatonales tanto al parque Doramas como al Pueblo Canario. De esta manera se daría continuidad y se unificaría todo el conjunto urbanístico que ideó el arquitecto grancanario a mitad del siglo XX.
