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Investigación Los efectos en Canarias del gran terremoto portugués

El megatsunami que llegó de Lisboa

Geólogos buscan las huellas en Canarias del maremoto que provocó el seísmo en 1755

El megatsunami que llegó de Lisboa FEDAC/LP/DLP

Un grupo de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), de la Universidad de La Laguna y del Organismo Autónomo de Museos y Centros de Tenerife buscan en la capital grancanaria las huellas que dejó el tsunami que provocó el gran terremoto de Lisboa de 1755. Alrededor de una hora después de que se produjera el terrible seísmo al suroeste de la península ibérica, llevándose por delante la vida de más de 100.000 personas en la capital de Portugal, llegaron al norte de las islas las grandes olas que, durante su trayectoria por el Atlántico hasta el Caribe, alcanzaron los 15 metros de altura.

Al contrario que en el suroeste peninsular y el norte de Africa, que fue arrasado, el fenómeno natural no debió causar ningún estrago en las islas, porque las crónicas de la época se centran en la narración del desconcierto que causó a la población la contemplación de la insólita imagen de la elevación de las aguas, su posterior retirada hasta tres veces mar adentro a un kilómetro y medio de distancia y su vuelta a tierra con tremendo impulso.

El historiador José de León encontró en el Archivo Histórico Nacional una carta del capitán general de Canarias, Juan de Urbina, que remite al ministro de Estado Ricardo Vall, explicando los efectos del tsunami en Canarias. De León narra en el libro Canarias Insólita. Bestias, fenómenos y calamidades los efectos del terremoto de Lisboa, basándose en la citada carta y en otros documentos. Indica que el megatsunami "afectó sobre todo a la costa norte de las islas, y en particular, a la de Gran Canaria. Afecta al Puerto de La Luz y se describe la crecida del mar, dejando la ermita de la Luz cubierta de peces y el posterior retroceso de las aguas que dejan al descubierto un antiguo barco hundido. En Lanzarote se ven afectadas unas importantes salinas, que pensamos fueron las del Risco de Famara, tanto por su posición como por ser una de las más importantes de la isla" en aquella época.

Ocurrió el uno de noviembre de hace 262 años y seguramente en el norte de las islas quedarán todavía algunos de los depósitos y las arenas que desplazó el maremoto. La geóloga Inés Galindo dirige el equipo que busca esos vestigios. Explica que el tsunami provocado por el terremoto de Lisboa afectó a todo el planeta. "Las primeras olas llegaron a Lanzarote, aproximadamente a la hora de producirse el terremoto y poco después a la capital grancanaria. En Las Palmas se habla de la retirada del mar hasta en tres ocasiones. En la zona de Vegueta se vio ese movimiento del océano desde los balcones y algunas zonas de la marina. Los textos escritos que menciona el historiador José de León cuentan que la gente lo veía con asombro, pero no se habla de que ocurriera ningún fallecimiento porque seguramente por la zona por la que entró, la gente se retiró a tiempo. No tienen por qué ser fenómenos catastróficos si sabes que cuando el mar se retira hay que echar a correr tierra adentro y quitarse de en medio", señala la investigadora.

Hay otro documento, añade, que habla de que "en el norte de Tenerife había unos pescadores y que la ola los empujó a ellos y a la embarcación tierra adentro, fuertemente, pero sin causar grandes daños".

El equipo de Galindo busca depósitos, que no son fáciles de transportar por un oleaje normal fuerte, tales como acumulaciones de grandes bloques de roca o la presencia de arenas gruesas en zonas en las que no están de manera habitual. Este tipo de materiales han sido encontrados en Lanzarote y se cree que pueden proceder del tsunami de Lisboa, pero ese extremo está aún pendiente de confirmación. "Podría ser de 1755, pero también podría proceder de una tormenta de gran intensidad, así que estamos buscando si hubo algún episodio tormentoso o algún gran deslizamiento que pudiera provocar la presencia de ese cordón de bloques. En la costa de Marruecos hay unos depósitos muy parecidos, que están relacionados con el tsunami de 1755", recuerda.

Cuando se abre una zanja de cierta profundidad en la zona norte de la capital grancanaria, los investigadores acuden y analizan el terreno en busca de restos que pudieron ser transportados por este tsunami u otros anteriores. Se han examinado, por ejemplo, los depósitos de la zanja abierta por Red Eléctrica en la calle Juan Rejón -donde los arqueólogos de la empresa Tibicena encontraron en agosto pasado unos restos humanos aún pendientes de datación-, pero la búsqueda fue infructuosa. "Toda la zona costera está tan antropizada que es prácticamente imposible encontrar algo", reconoce Galindo, que acude a buscar indicios cuando hay desmontes para construir edificios. "Aunque no es fácil encontrar las rocas depositadas por un tsunami, en estas excavaciones estamos encontrando información muy interesante sobre la evolución geológica del istmo de la Isleta", señala.

Inés Galindo, jefa de la delegación del IGME en Canarias, considera que "es importante saber que los tsunamis son fenómenos que pueden ocurrir, no para alarmarse, sino para estar preparados y saber actuar si se produce".

La búsqueda se ha desplegado en todo el Archipiélago, pero sobre todo en el norte de las islas orientales, porque "se supone que es la más afectada, dada la dirección del tsunami, y porque son las que tienen una mayor plataforma, lo que facilita que la ola sea mayor". Un dato que se desconoce es la altura que alcanzaron los trenes de olas. "Estamos buscando los depósitos para ver si podemos calcular la altura ya que, en función de esos datos, se puede saber qué zonas de la costa podrían ser afectadas por un tsunami de características similares", aclara. La tarea no es fácil porque "los depósitos litorales originados por fuertes tormentas o por tsunamis suelen ser muy similares. La única manera de diferenciarlos es averiguar a cuantos metros se depositan tierra adentro. Si se van tierra adentro seguramente están asociados con un tsunami, pero si se limitan a la costa pueden haberse formado durante tormentas extremas".

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