El material de buceo que transportaba el Trames Uno, la pontona que el pasado jueves fue abordada por un catamarán de Naviera Armas cuando ambos realizaban la ruta entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, tiene un valor superior al millón de euros. Así lo informaron fuentes portuarias, que añadieron que entre el equipo había una cámara hiperbárica, cuyo coste unitario supera los 100.000 euros y fue recuperada en uno de los dos contenedores que trasladaba al puerto tinerfeño.

Los equipos encargado de la recuperación del barco arrollado lograron durante la tarde-noche del pasado viernes devolverlo a la posición natural después de que la patrullera de Salvamento Marítimo Miguel de Cervantes lo remolcara desde la costa norte de Gran Canaria, donde se produjo el impacto. La embarcación tiene una fuerte hendidura a babor por el golpeo de una de las dos aletas del catamarán. La colisión destrozó parte de la pontona, convirtiendo en un amasijo de hierros la cabina de mando que fue doblada como si se tratara de una lata de conservas.

Los desperfectos en la embarcación dejan entrever la versión dada por los tres tripulantes de la pontona, todos ellos de origen gallego e identificados como Alberto Pariente, capitán natural de Pontevedra; Manuel Crespo, de Sanxexo; y David Leiro, contramaestre vecino de O Grove. Estos indicaron que navegaban en dirección a Santa Cruz de Tenerife cuando vieron que el Alborán se acercaba a su posición. Uno de ellos incluso sacó el teléfono móvil para retratar al catamarán pensando que iba a bordearles para seguir su trayecto hacia la capital tinerfeña. Sin embargo, el fast ferri se acercó aún más y éste avisó a otro de sus compañeros, que en esos momentos estaba descansando, y al capitán, que se encontraba en el puesto de mando.

Este último trató de evitar que fueran arrollados por el buque de Naviera Armas girando a babor -a su izquierda-, pero cuando vieron que el golpe era inevitable los tres se tiraron al agua para salvar sus vidas, según indicaron fuentes portuarias. Ese giro realizado queda reflejado en la mordida que el Trames Uno tiene a babor, parte del barco que también quedó dañado por el patín del catamarán, que arribó a La Esfinge después del accidente con una escora considerable.

Cúmulo de incidencias

El impacto se produjo a una velocidad aproximada de unos 30 nudos cuando el Alborán navegaba a ritmo de crucero. Según recogió en un primer momento Salvamento Marítimo, la propia tripulación de la embarcación rápida desconocía contra qué había colisionado y no fue hasta que volvieron a poner rumbo a la capital grancanaria cuando se percataron de que habían chocado contra la pontona y que había personas en el agua.

Salvamento Marítimo movilizó un amplio dispositivo y pocos minutos después del accidente el helicóptero Helimer 202 rescató a los tres tripulantes, que se habían resguardado en un contenedor y en una balsa salvavidas, y los trasladó hasta el Hospital Doctor Negrín con lesiones de carácter leve.

Fuentes portuarias indicaron que el accidente se debió a un cúmulo de incidencias y recalcaron que una de las dudas es conocer si el sistema de aviso de colisiones alertó en algún momento a la tripulación del fast ferri de la proximidad de la pontona. Varios organismos ya han iniciado una investigación.