El Puerto de La Luz dio ayer la bienvenida al icono de "una nueva era en el mundo de los cruceros", como describió al AIDAnova su capitán, Boris Becker. El primer transatlántico del mundo propulsado por gas natural licuado (GNL) realizó su debut en el Muelle Santa Catalina en una jornada en la que embarcaron en él 3.800 turistas que realizarán durante siete días un crucero por Canarias y Madeira.

"Hoy es nuestro primer día de a pleno funcionamiento", continuaba el capitán, que recibió el barco hace escasas semanas en Alemania y asegura no notar ninguna diferencia a la hora de pilotar una embarcación movida con GNL. La actividad se notaba en la zona de recepción del barco, adonde llegaban los 3.800 pasajeros que embarcaron en el puerto base instalado en Santa Catalina. Con ellos y los 2.000 que empezaron el viaje hace unos días en Santa Cruz de Tenerife, el barco empezó anoche la primera de las 16 travesías que realizará entre Canarias y Madeira durante esta temporada.

A la bienvenida al AIDAnova en La LuzAIDAnova asistió el presidente de AIDA Cruises, Felix Eichhorn, que destacó la histórica relación que mantiene con la Isla la naviera alemana propiedad de Carnival Corporation: "Empezamos a hacer cruceros en Canarias en 2002 y desde entonces hemos vivido el desarrollo del mercado en toda la región y también en Gran Canaria". AIDA mueve cada año por las Islas a unos 300.000 pasajeros y buena parte de ellos embarcan o desembarcan en Santa Catalina.

Nueva terminal

De acuerdo con Eichhorn, esto supone una "relevante contribución a la economía local", ya que muchos de ellos empiezan las vacaciones en la Isla unos días antes o se quedan algunas jornadas tras terminar el crucero. El presidente de la Autoridad Portuaria, Juan José Cardona, correspondió al mensaje haciendo hincapié en la próxima aprobación de los pliegos para la nueva terminal de cruceros -"La más moderna y ambiciosa de Europa", vaticinó- de Santa Catalina.

El AIDAnova, consignado en La Luz por Pérez y Compañía, no solo es singular por su uso del GNL como combustible, sino por ser el primero de la denominada clase Helios, cuyas siguientes construcciones irán destinadas a otras marcas de Carnival como Costa o P&O, además de la propia AIDA. Este coloso de los mares tiene 337 metros de eslora, 42 de manga y un desplazamiento de 180.000 toneladas. Acomoda a 6.000 pasajeros en 21 clases diferentes de camarotes y su tripulación está compuesta por más de 1.600 personas.

A bordo, los pasajeros cuentan con 17 restaurantes de gastronomías que van de la japonesa a la francesa pasando por churrasquerías, buffets y especialidades populares en Alemania como los kebabs o los currywurst. El crucero cuenta además con una escuela de cocina en la que los viajeros pueden preparar sus propios menús con clases a cargo de los chefs del buque.

Cerveza con agua del mar

Por el barco hay repartida más de una veintena de bares y en uno de ellos se puede incluso probar una cerveza fabricada a bordo con agua desalada y cereales traídos de Alemania. El proceso se realiza a la vista de los viajeros, que pueden observar la fermentación junto unos tanques con capacidad para producir y almacenar 25.000 litros de la bebida nacional germana.

No se acaban ahí las peculiaridades. Además de los habituales entretenimientos a bordo como piscinas o espectáculos musicales, el crucero dispone de una escape room donde los viajeros juegan a resolver enigmas y de un estudio de televisión donde se graban concursos en los que los propios pasajeros son los participantes. Los programas se emiten en el canal interno del buque, a través de redes sociales y en otras naves de AIDA, aunque la naviera aspira a convertir el plató en una sede en alta mar de algunos de los formatos más conocidos de la televisión alemana.