"Yo no he tocado a esas niñas ni a ninguna otra en mi vida", aseguró ayer R. L. R., acusado de tocarle supuestamente los genitales a dos menores de edad mientras estas jugaban al billar en el Club de Tenis Gran Canaria, ubicado en Ciudad Jardín. El hombre, que en la actualidad tiene 78 años, negó los hechos en el Juzgado de Instrucción número 6 de Las Palmas de Gran Canaria por lo que su abogado solicita la absolución. El Ministerio Fiscal, por su parte, pide tres años de cárcel por dos presuntos delitos de abusos sexuales y solicita otros cinco de libertad vigilada con la obligación del procesado de participar en programas de reeducación sexual.

Según recoge el escrito de acusación, el suceso tuvo lugar el 27 de julio de 2017 en el citado centro deportivo donde el septuagenario acudía "los jueves", explicó ante el juez Emilio Moya. Ese día, tal y aseguró, después de practicar tenis se puso a jugar en el salón de la entidad una partida de ajedrez con otro socio y bajo la mirada del que había sido su compañero de raqueta rato antes. En ese mismo momento, en torno a las tres de la tarde, los menores, dos niñas y un niño que estaban en el campus de verano, también jugaban al billar.

"Nos molestaban porque estaban haciendo mucho ruido", contó el acusado antes de relatar que su rival de ajedrez, "que estaba de frente a la mesa de billar", llamó la atención a los pequeños "porque iban a romper el tapete". Fue entonces cuando él se levantó, y le pidió a una de las presuntas víctimas "el taco y el palo" con el que estaba jugando "para enseñarles cómo tenían que hacerlo". Una explicación que aseveró que duró "medio minuto" y tras la cual regresó a su partida. También aseguró que no se puso al lado de la pequeña ni la tocó, puesto que "estaba la mesa de por medio".

Una versión que corroboraron sus compañeros de tenis y ajedrez, pero que sin embargo la niña, que por entonces tenía diez años, contradijo ayer delante del juez. Y es que la menor afirmó que el acusado "la empujó por detrás" y rozó "sus partes" contra ella. Asimismo, declaró que, con la excusa de enseñarle a coger el palo de billar, le tocó "por delante, en la vagina, durante un rato". Los hechos fueron presenciados por otro niño de edad similar compañero del campus de verano de la pequeña que le dijo a esta que si le llega "a hacer a él eso [los tocamientos]" le habría metido el palo del billar "por el culo", tal y como reconoció él mismo en el juicio. Además, también le dijo a su amiga: "mira, está duro como una roca", en alusión a la supuesta erección que R. L. R. habría tenido.

Los menores también coincidieron en que el acusado, después de que la niña consiguiera zafarse de él, "empujó por detrás" a otra pequeña que jugaba también con ellos y que tenía en ese momento tenía cinco años. No obstante, ninguno supo decir si la tocó "sus partes" o no. Tal cual se lo contó a su madre el niño el mismo día de los hechos, siendo su padre el que le animó a que le dijese a su amiga que le contase lo sucedido a sus progenitores, según relataron los mismos.

La menor de diez años a la que supuestamente tocó el acusado sus partes íntimas por encima de la ropa se lo contó a sus padres al día siguiente. Estos decidieron interponer una denuncia, de la cual supo el acusado "una semana después" de los presuntamente sucedido aquel día. "Yo no he hecho nada con esas niñas ni con ninguna", insistió al final de la vista en la que su abogado pidió su absolución. Por el contrario, la Fiscalía solicita tres años de prisión para R. L. R., a quien acusa de dos delitos sexuales. El juicio ha quedado visto para sentencia.