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Día de finaos

Yolanda Ortega: "El cuento debería hacer disfrutar al que lo escucha, como objetivo principal"

"El tipo de historia es distinto en función de la juventud del oyente, pero sí un relato es bueno, no tiene edad", señala la narradora oral de cuentos

Yolanda Ortega: "El cuento debería hacer disfrutar al que lo escucha, como objetivo principal"

Hoy participa en una sesión de narración de historias de miedo en la Biblioteca Insular, ¿en qué consiste?

En principio, el cartel dice que son de miedo. Se cuentan cuentos en una iniciativa que organizan desde la Biblioteca Insular desde hace varios años en el marco de las acciones de lectura oral que se impulsan, y una de ellas es la narración de cuentos de miedo por la noche de finaos. Al igual que se organizan actividades para bebés o para jóvenes, pues también estas sesiones pensadas para adultos.

¿Qué contará esta noche?

Es una narración literaria y, en principio, oral. A mí los cuentos de miedo me dan miedo (ríe), entonces no es estrictamente un cuento para dar miedo, pero sí uno que, más bien, te deja pensando.

¿Será entonces un cuento para la reflexión?

Sí, en principio es verdad que a los cuentos siempre intentamos sacarles ese enseñar deleitando, que decían los antiguos, pero es cierto también que el cuento debería hacer disfrutar al que lo escucha como objetivo principal. Si además de divertir, te induce a la reflexión, pues genial.

¿Qué características debe tener un buen narrador oral?

Evidentemente, un narrador oral está frente a su público mirándole a los ojos. Lo que hace es un acto de comunicación que es delante de la gente, aunque se pretende que no haya mucha gente siempre que se pueda porque no se quiere que haya elementos que interfieran en esa comunicación. El narrador no es un actor que interpreta un papel, sino alguien que cuenta una historia con la que busca transmitir esas emociones para que quien la escucha las viva, disfrute de esta experiencia. Todos somos narradores, tenemos experiencias cotidianas de gente que cuenta anécdotas con un gran sentimiento. La narración no es un hecho tan lejano a la experiencia humana, a la cotidianidad. Lo que pretendemos es ir generando esas imágenes en el que escucha para que construya su propia historia. El buen narrador es el que es capaz de establecer esa comunicación personal con el otro, enredar con sus palabras para que el otro viva una experiencia durante el tiempo que transcurra oyéndole.

Imagino que la forma de contar un cuento cambiará según la edad...

Evidentemente, el tipo de cuento es distinto con respecto a las edades: para los más pequeños, usas más juegos, sonidos, palabras más sencillas... Pero si es un buen cuento, no tiene edad. A mí, por ejemplo, me da mucho más respeto narrar a personas mayores que a pequeños, aunque hay de todo. Realmente, la edad ideal para contar cuentos es cuando los chiquillos tienen 7 u 8 años, porque en esa edad todavía se dejan llevar y son capaces de crear más imágenes. Están entre el mundo de la fantasía, todo lo que le echas a esa imaginación, lo devoran.

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