Bancos arrancados, monumentos grafiteados, contenedores en llamas o mobiliario roto. Los actos vandálicos crecieron significativamente en 2019 en Las Palmas de Gran Canaria donde tan solo el número de las papeleras quemadas se triplicó con respecto a 2018, pasando de 52 a 167, según contabilizó el Ayuntamiento capitalino. Una 'gracia' que supuso a las arcas municipales un gasto de 15.865 euros a los que hay que sumarles otros cuantos miles de euros por culpa de aquellas personas que no conocen el respeto por el mobiliario público que se reparte por la ciudad con el objetivo de embellecerla y hacerla más habitable para sus vecinos.

Ni la estatua que recuerda a Pérez Galdós en la plaza Vicente Halconero se libró el año pasado de una de las múltiples pintadas que proliferaron por distintos espacios y barrios de la capital. Tampoco escapó la Carabela La Niña III que hay frente al centro comercial El Muelle, ni el monumento a la Vela Latina o el Obelisco. Y es que durante el ejercicio anterior, el Consistorio registró más de un millar de notificaciones por vandalismo, de las cuales 114 fueron por grafitis no artísticos.

Los más afectados por este tipo de prácticas fueron, sobre todo, los parques y jardines de la ciudad donde aparecieron hasta 97 pintadas en muros, toboganes y columpios, bloques de escalada, vallas, juegos o carteles, entre otras muchas zonas. Los otros grandes 'lienzos' urbanos preferidos por los vándalos fueron los bancos, en los que se produjeron hasta 13 incidencias de este tipo.

Los grafitis no fueron lo único que se llevó a cabo en los asientos públicos. Según los datos municipales, entre los 59 que sufrieron algún tipo de incidente, muchos tuvieron que ser reparados por roturas de alguno de sus listones o de sus patas, en algunos casos, fruto de "golpes con vehículos o contenedores". La falta de civismo también provocó que muchos tuvieran que ser sustituidos porque habían sido arrancados de cuajo, como el del paseo de San José a la altura del número 240; o por ser pasto de las llamas, como el que había en la calle Concejal García Feo esquina con Luis Benítez Inglott.

El fuego es, precisamente, otro de los grandes protagonistas del vandalismo en Las Palmas de Gran Canaria donde tan solo el año pasado fueron quemados 77 contenedores, 26 más que en 2018. De ellos, 29 eran de basura orgánica que, en cifras económicas, su reposición supuso un gasto de 8.807 euros. Asimismo, ardieron otros 18 de papel y cartón, valorados cada uno de ellos en 995 euros, por lo que hubo que invertir la friolera cantidad de 19.870 euros en su sustitución.

La corporación también tuvo que gastar otros 7.429 euros en cambiar los 17 contenedores de vidrio (valorados en 437 euros cada uno) que también fueron quemados; así como hubo que destinar 11.615 euros a la sustitución de los 13 de envases y plástico (valorados en 665 euros cada uno) que sufrieron el mismo destino. O lo que es lo mismo, en total, el Consistorio se gastó 47.721 euros, 6.974 más que en 2018, en la reposición de estos depósitos. Dinero que, como bien recuerda el Área de Limpieza, paga toda la ciudadanía.

Las papeleras tampoco escaparon mejor el año pasado, cuando tuvieron lugar más del triple de quemas que en el ejercicio anterior, al pasar de 52 en 2018 a 167 en 2019. Hecho que se tradujo en un gasto de 15.865 euros para las arcas municipales.

Asimismo, nada más comenzar el año, Guaguas Municipales denunciaba que en apenas 16 días se habían producido seis actos vandálicos contra los vehículos de la compañía a los que se lanzan piedras u otros objetos. Ataques que, sin ir más lejos, volvieron a repetirse el pasado viernes y que ya ha conllevado un gasto de más de 6.000 euros.