La luna estuvo en su punto más cercano a la Tierra durante este año los pasados días 9 y 10 de marzo. Este es un fenómeno frecuente que se produce varias veces al año, porque el satélite no gira de manera circular en torno a nuestro planeta, sino que lo hace elípticamente, haciendo que dos veces al mes la distancia entre ambos sea menor. Si esto coincide con la fase de luna llena, se da lugar la luna llena de perigeo, lo que se conoce comúnmente como superluna.

Durante la superluna, el astro puede verse más grande y brillante que de costumbre. Gracias a eso, desde la playa de Las Canteras se pudo disfrutar, durante toda la noche y sin necesidad de instrumentos especiales, de una luna un 12% más voluminosa y un 30% más resplandeciente, que se reflejó sobre una marea bastante más baja de lo normal. Se trata de otro acontecimiento que acompañó a la superluna y que también es conocido como mareas de perigeo.

Y es que, esta vez, los dos fenómenos se unieron para dejar una estampa única. Los ciclos de la luna afectan en las mareas, originando la pleamar y bajamar, pero, al producirse la superluna en una fecha tan cercana al equinoccio de primavera, que será el próximo viernes 20 de marzo, las mareas se avivan por la fuerza gravitatoria, dando lugar a una bajamar mucho más acentuada y dejando ver partes de esta joya de la capital que normalmente tapa el agua, como Los Lisos.

Las mareas vivas de mayor intensidad o mareas de perigeo, como también son conocidas por la coincidencia de la luna llena en su punto más próximo a la Tierra, se genera cuando la luna y el sol están alineados con respecto a la Tierra y el poder de atracción gravitacional es mayor. Esta situación provoca un rango de la actividad del mar más amplio, lo que quiere decir que las mareas altas son más altas y las mareas bajas son más bajas, ocasionando un espectáculo visual como el que se pudo observar en la playa capitalina.

Por otra parte, la cercanía del equinoccio de primavera también ha tenido un papel importante en esta exhibición de la naturaleza. Existen unas mareas aún más intensas que las vivas o de perigeo y son las que tienen lugar durante los equinoccios de primavera y, sobre todo, de otoño. En este caso, la alineación de la Tierra con su satélite y el astro rey es casi perfecta, por lo que las mareas vivas son mucho más potentes y, en algunos puntos de nuestro país, el nivel del mar puede llegar a subir hasta cuatro metros.

Esta superluna de la que se ha podido disfrutar durante las dos noches pasadas es la última del invierno y solo tendrá lugar una vez más a lo largo de todo 2020. Además, recibió el nombre de luna llena de gusano porque se produjo justo antes de la entrada de la primavera, mismo periodo en el que la superficie se descongela, facilitando la labor de realizar las cosechas, y las lombrices de tierra ayudan a que el suelo sea más fértil.