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Barrios | Las huellas de la burbuja inmobiliaria

Almatriche abandonada

Vecinos de la calle Juan Hidalgo denuncian la falta de seguridad y limpieza en la zona, a medio urbanizar desde hace una década

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Mal estado de las calles en Almatriche

El estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 dejó numerosos cadáveres urbanísticos por toda la geografía española. La anterior crisis socioeconómica dejó una profunda huella en el barrio de Almatriche de Las Palmas de Gran Canaria. Hasta tal punto que los vecinos de la calle Juan Hidalgo se sienten, por así decirlo, en medio de ninguna parte, a pesar de estar situados a tan solo 500 metros de la zona comercial de Siete Palmas. Quienes residen allí llevan años reclamando mayor seguridad, más limpieza y mejores comunicaciones. En definitiva, se sienten "abandonados" por las administraciones públicas.

"Nosotros compramos porque veíamos que esta era una zona con perspectiva de futuro, de crecimiento, nos lo vendieron de esa manera, y al final tenemos esto", señala Daniel López, presidente de una de las tres únicas promociones que llegaron a levantarse en Juan Hidalgo. "Esto prometía", añade, mientras señala el erial repleto de malas hierbas con hasta un metro de altura, basura de todo tipo y escombros en el que se ha convertido lo que en su día pretendía ser una continuación de Siete Palmas.

La calle Juan Hidalgo y toda la urbanización circundante están integradas dentro del plan parcial de Almatriche, el cual habría permitido mejorar las dotaciones del barrio y la conexión con Siete Palmas. Pero la constructora Royal Urbis entró en concurso de acreedores en 2013. Tan solo se culminaron tres edificios, cuando la inmobiliaria llegó a delimitar otras siete parcelas con carácter residencial. Eso sin contar con una serie de servicios públicos previstos en el Plan General de Ordenación (PGO) del año 2012.

"Las calles están hechas, pero ahora todo es terreno rústico", señala López y es que la vía no ha sido recepcionada por el Ayuntamiento. Como consecuencia, tanto en los parterres, salvo en el de su propia acera, reinan las malas hierbas, las farolas de ese lado tampoco funcionan y la señalización viaria llegó apenas en 2016, señalan. "Como mínimo deberíamos tener más limpieza y seguridad, aquí todos somos familias jóvenes con niños", añade López.

Lo cierto es que, según un informe redactado por el servicio de Urbanismo del Ayuntamiento capitalino al que ha tenido acceso este diario, la parcela se vio sometida a un litigio judicial. La obra comenzó en 2002 mediante una junta de compensación bajo el nombre de Nuevo Horizonte, donde la constructora era el dueño mayoritario -algo menos de un 50%-. Una serie de pequeños propietarios no adheridos a la misma recurrieron la ejecución del plan parcial, hasta tal punto que lograron anular la clasificación del suelo como urbanizable. Para ese entonces la promotora ya había empleado en la zona 14 millones de euros y poco después iría a concurso de acreedores.

El Ayuntamiento indica en dicho informe que "la debilidad del mercado inmobiliario y la amplia oferta de suelo a menor coste y mejor posicionado no hace previsible que el plan parcial se desarrolle en un periodo largo". No obstante, Urbanismo añade que el Consistorio deberá incorporar a su inventario la calle Juan Hidalgo e insta a Protección del Paisaje a visitar el lugar, pues señala que los propietarios de suelos rústicos tienen "el deber" de mantener limpios y seguros sus terrenos.

Actualmente la calle Juan Hidalgo no tiene salida. Pero la constructora sí llegó a desarrollar tanto la conexión con la rotonda de acceso a la circunvalación y Siete Palmas -apenas son 200 metros de vía- como con la carretera general de Almatriche, además de las calles secundarias de la urbanización. El bulevar que pretendía convertirse en una prolongación de la avenida Pintor Felo Monzón está invadido por las colas de gato, las aulagas y los cañizos. "Los vecinos bajan por ahí para ir a los centros comerciales o coger la guagua", señala López. "Los días que hay partido de fútbol esto se llena de gente que aparca por aquí para ir al estadio", indica por su parte Fernando Miguel, otro residente. "Después en la rotonda no hay paso de peatones, es un peligro", añade este último.

A la inseguridad del camino para llegar a Siete Palmas los vecinos le añaden la situación que se vive en los terrenos que nunca llegaron a urbanizarse, hasta tal punto que afirman haber perdido la cuenta de las veces que han llamado a la Policía Nacional. "Hacen botellón, hay drogas, vienen con los coches y ponen la música a tope, esto a partir de las ocho es un cachondeo", apunta López. En las inmediaciones reinan las botellas de cerveza, las de alcohol, las colillas y también el papel higiénico, las toallitas húmedas y los preservativos usados. Sin olvidar escombros de todo tipo, "vienen de fuera los tiran por aquí y se van", indica Miguel.

Es más, ambos aseguran haber llamado cada uno en al menos una ocasión a los bomberos. Y es que los pequeños incendios se han ido sucediendo por actos vandálicos en los cuadros de luz que daban suministro a una urbanización ahora fantasma. "Aquí falleció una persona electrocutada hace unos años, cuando estaba robando cobre", señalan. De hecho, todas las farolas e instalaciones se encuentran en estos momentos desmanteladas.

"La cosa es que aquí vienen nuestros hijos a jugar", indica López. "Esto se llena de gente en bicicleta, que viene a pasear el perro, en la desescalada era una pasada", señalan. Mientras, por allí siguen los restos de los cimientos de la caseta del piso piloto de la promotora, la cual se mantuvo en su sitio hasta hace dos años, recalcan. Es más, del cuidado del parterre junto a sus edificios se tienen que hacer cargo ellos mismos. "El resto los desbrozan una vez al año", apunta López.

El PGO contempla en esta zona un parque alrededor de la zona militar de Almatriche, junto al borde del barranco Guiniguada; un colegio y zonas deportivas y comerciales. Dotaciones que les prometieron en la compra venta y no han podido hacerse realidad. Actualmente los terrenos que pertenecieron a la constructora son propiedad de un fondo de inversiones y están a la venta.

Los vecinos de este rincón de Almatriche llevan un año batallando para encontrar alternativas. El verano pasado lograron llevar las quejas ante el Diputado del Común, Rafael Yanes, el cual abrió una investigación de oficio al respecto; para, finalmente, demandar este al Ayuntamiento una serie de mejoras en la zona. Por el momento, les prometieron una visita del alcalde capitalino, Augusto Hidalgo, que todavía no se ha hecho realidad, indican. "Nos conformamos con llegar a un acuerdo con los propietarios para colocar una valla y una cadena en los terrenos", señalan y así poder solucionar en parte los problemas derivados de limpieza y seguridad que existen en esta urbanización.

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