Los carnavaleros de Ingenio y Agüimes dieron rienda suelta ayer a un cúmulo de sentimientos encontrados: lágrimas y lamentos por la muerte de sus respectivas sardinas, y jolgorio con risas, bailes y alguna que otra travesura para animar otro de los grandes actos de las carnestolendas del Sureste. Según los organizadores, más de 4.000 personas acompañaron el peculiar cortejo fúnebre por las calles de Ingenio y una cifra similar fue también la que calcularon en Agüimes, donde la sardina llegó sin chamuscar hasta la plaza de Nuestra Señora del Rosario.

Viudos, cardenales y otros personajes pintorescos no escatimaron escenas de dolor durante el recorrido de las dos carrozas de las sardinas por los cascos urbanos de ambos municipios del Sureste. Desmayos, lloriqueos y más de un lamento se oyeron en las despedidas de ambas sardinas, siempre amenizadas, en el caso de Ingenio, por la música de las murgas y una sonora batucada y el baile apresurado de la comparsa Brisa del Volcán, que hicieron levantar posteriormente el ánimo a las sufridas viudas y viudos. En Agüimes no se quedaron a la zaga y desde la salida del coche mortuorio que trasladó a la sardina lagartera, sus deudos no pararon de seguirla hasta que llegaron a la plaza del Rosario, donde fue posteriormente quemada sin remisión.