Centenares de personas se agolparon ayer para ver a la Virgen del Carmen bajar al altar. Al son de festivas canciones canarias, la imagen pasó de lo alto del camarín a la altura de sus devotos que la acompañarán por las diferentes procesiones que recorrerán La Isleta a partir de mañana.

La emoción era palpable en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Horas antes de la cita ya esperaban decenas de fieles a las puertas de la parroquia. "Es un sentimiento que no se puede explicar. Algo que vivimos desde pequeñitos", reconoce Marisol, que no podía contener las lágrimas. Junto a ella, eran varias las personas que emocionadas no apartaban la vista de la Virgen a la que esperan desde hace un año.

Fuera de la iglesia aguardaban casi tantas personas como dentro. Fieles de todas las edades, incluso, familias enteras, se reunieron a las puertas. "Para nosotros es un día muy especial", aseguraba Jonay, junto a su hijo de dos años.

Por la mañana los voluntarios de la parroquia daban los últimos retoques a la imagen que bajó por un manto azul que imitaba al cielo. "Llevamos cerca de un mes trabajando en el tul", explica Maricarmen Pérez, camarera de la Virgen desde 1992.

Todo era nerviosismo e ilusión desde primera hora de la mañana. Divididos en varios grupos, unos voluntarios limpiaban y colocaban sillas y bancos, mientras que otros se encargaban de que el tul azul estuviera perfecto. Por delante quedan más de tres semanas de fiestas.