Tres expertos en la palmera canaria aseguraron ayer que el ataque del picudo rojo ha remitido, pero advirtieron de que hay que extremar los controles y las medidas preventivas, porque la Phoenix canariensis se enfrenta a muchos otros enemigos, entre las que destaca por su virulencia las enfermedades Fusarium y la cabeza doblada (Thielaviopsis), así como la plaga del otro picudo, el negro, que está diezmando a esta especie. Los ponentes Pedro Sosa, Julio Hernández y Juan Manuel Rodríguez recomendaron mucho cuidado con la podas y los tratamientos culturales y dotar el riego necesario para mantener a raya a las plagas y enfermedades, durante la segunda jornada del XXXVIII Congreso Nacional de Parques y Jardines Públicos.

Pedro Sosa, doctor en Ciencias Biológicas y catedrático de Botánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se refirió también a la "amenaza" que supone la introducción en las Islas de palmeras de otros lugares, que está dando lugar a una hibridación y a una "mutación genética importante. El picudo rojo ha sido un gran problema, pero afortunadamente la situación está bastante controlada, frente a lo que pasa en la Península. Varias asociaciones se movilizaron y denunciaron la llegada de la plaga y el Gobierno, aunque tarde, actuó, se hicieron los deberes y hoy está controlado, lo que no significa que esté erradicado", señaló.

Por su parte, Julio Hernández, doctor en Ciencias Biológicas e investigador principal del Instituto del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), habló sobre la incidencia del Fusarium, que "está muy extendido por toda Canarias", aunque "no se ha detectado en los palmerales naturales", por lo que recomendó que se tomen todas las "medidas preventivas necesarias" para evitar que la fusariosis afecte a las palmas salvajes. Según Hernández, la maquinaria utilizada en la jardinería "tiene su importancia en la transmisión de la fusariosis, que puede aprovechar las heridas de poda para atacar a la palmera, secando sus hojas.

Nueva amenaza

El investigador advirtió de la existencia de una nueva forma de Fusarium (Palmanum), que aún no se ha detectado en las Islas, pero con el que "hay que estar muy vigilantes", porque "es muy rápido y en dos meses deja la planta muerta. "Lo más importante para evitar las enfermedades", sostuvo, "son las medidas preventivas, porque no hay curación". En cualquier caso, Juan Manuel Rodríguez, ingeniero técnico agrícola y director del Programa de Fitopatología de la Granja Agrícola del Cabildo, explicó que la enfermedad "más importante" que afecta a las palmeras de parques y jardines es la Thielaviopsis o cabeza doblada.