"Fue todo muy rápido". Testigos del accidente acaecido poco después del mediodía del jueves admiten que las consecuencias podían haber sido peores. Si bien Carlos se hundió con el cajón de hormigón, una submarinista que trabajaba en el operativo logró salir a la superficie a tiempo, además de que una media docena de compañeros terminaron en el agua por el brusco golpe provocado por la rotura de los amarres. "Se está recuperando de lo sucedido", dicen personas próximas.

Según los testigos, dos remolcadores estaban reposicionando la pieza de hormigón, con la ayuda de unas pontonas y un camión en tierra. Sin embargo, de forma súbita comenzó a hundirse de forma descontrolada y los cabos fallaron. "Esto puede haberse debido a que había una grieta, o porque se abrió uno de los tapones de los nichos", según experto, que reconoce que este tipo de accidentes es muy inusual. Para hacernos una idea, el operativo consiste en ir llenando el vaso de una forma homogénea, aunque en este caso hubo alguna causa que originó un descontrol del proceso, por lo cual el cajón se descolocó y rompió las cuerdas.

Tras lo sucedido, distintos buzos que colaboraban en la obra se lanzaron al mar para rescatar al trabajador hasta la llegada de los especialistas de la Guardia Civil, aunque no pudieron hacer nada por Carlos.