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Un par de mascaritas por San ValentínAdzubenam Villullas

Un par de mascaritas por San ValentínAdzubenam Villullas

Carnaval 2021 | El epicentro de la fiesta en pandemia

Un par de mascaritas por San Valentín

El virus trastoca la realidad y solo unas pocas personas disfrazadas acuden al parque Santa Catalina en Carnaval | La hostelería de la zona vive sus horas más bajas

De no haber existido la Covid-19 el Carnaval de día habría desbordado este domingo el parque Santa Catalina y sus aledaños. Los bares y chiringuitos estarían todavía con la resaca de los mogollones de la noche anterior, la nueva Reina estaría disfrutando de sus primeras 48 horas como monarca y las drags preseleccionadas la noche del sábado estarían con los últimos preparativos de cara a la gran final de este lunes. Pero nada de eso ha sido posible. El virus ha trastocado por completo la realidad y apenas un par de mascaritas por San Valentín paseaba este 14 de febrero por el epicentro de las carnestolendas.

“Hay que vivir el Carnaval en la medida de lo posible”, señala Antonio Armas mientras está sentado en una terraza del parque Santa Catalina junto a su pareja, Carolina Luján. Ambos van disfrazados de legionarios romanos y las ganas de fiesta no son pocas. Pero todo en su justa medida porque las medidas anticovid no dejan demasiado margen para saciar el mono de verbena y batucada.

La iniciativa “yo me mando la peluca” no ha tenido mucho éxito en Las Palmas de Gran Canaria, al menos este fin de semana. Apenas un par de niños y alguna que otra mascarita despistada se ha atrevido a mantener viva la llama del Carnaval. La hostelería del parque también vive sus horas más bajas sin la fiesta por excelencia de la capital. Pero, entre los pocos aventurados que decidieron cambiar de identidad estaba esta pareja de legionarios romanos.

La asociación de empresarios de Santa Catalina estima pérdidas de más del 70%

“Vinimos a ver la exposición de fotos del Carnaval y ya luego a comer”, indica él tras volver a envainar la espada de romano, con el casco pretoriano ya sobre la mesa. “Soy muy carnavalero”, se confiesa. Y tanto. Tal es así que esta pareja se ha confeccionado su particular programa de fiestas. “El sábado pasado nos disfrazamos en casa e improvisamos un concierto de Los Lolas”, apunta ella. A falta de Carnaval de Día en Vegueta bueno es el salón de casa. Sí, señor. Él, de negro del WhatsApp y ella, de rockera. “Mañana [este lunes] pienso ir de escocés al supermercado para ir a hacer la compra”, añade Armas. ¿Vergüenza? “¡Ninguna!”, exclama. “Y por la tarde, los indianos”, añade.

Para el Martes de Carnaval, día festivo en Las Palmas de Gran Canaria, todavía no tienen pensado nada, pero algo improvisarán, adelantan. “El otro día llegamos de hacer senderismo y me disfracé de india, el anterior de futbolista de la selección de Brasil”, comenta. El repertorio de este vecino de la capital es bastante amplio. “Él es muy carnavalero y me arrastra, la verdad es que te lo pasas muy bien y sirve para desconectar por completo de todo esto que está pasando”, apunta por su parte Luján, ella es enfermera y vive a diario la realidad de la crisis sanitaria. “Compartimos las fotos y vídeos de las fiestas en casa en las redes sociales y todo el mundo nos dice qué bien nos lo pasamos”, destacan riéndose.

Y es que Antonio Armas, carnavalero donde los haya, aparece en una de las fotos de la exposición que el Ayuntamiento ha organizado en el parque Santa Catalina. Un particular jugador de baloncesto junto a un grupo de amigos por la calle Mendizábal. Fueron inmortalizados por el fotógrafo Quique Curbelo en los tiempos en los que el Carnaval de Día de Vegueta llenaba de mascaritas las calles del casco histórico capitalino.

Después de 25 años ininterrumpidos acogiendo el escenario central del Carnaval, Santa Catalina luce estos días un ambiente mucho más triste de lo habitual. Tan solo la exposición fotográfica carnavalera y alguna mascarita despistada -caso de Antonio Armas y Carolina Luján- recuerdan a los domingueros que es pleno febrero. Las imágenes de gran formato, eso sí, causan sensación entre quienes se acercan hasta allí.

Globos con forma de corazón y rosas, mucho atrezzo por San Valentín, pero nada de Carnaval

No faltan los comentarios jocosos ni los intentos de imitar algunas de las poses de los intrépidos carnavaleros allí retratados. Desde una cuadrilla de bomberos alternativos, hasta las viudas desconsoladas por la muerte de la Sardina; eso sin contar con unas vario pintas folclóricas con barba o una familia de tigres de lana. Todo es posible en Carnaval.

Quienes más están notando la ausencia de la fiesta son los negocios que viven de ella. Las terrazas del parque están a medio gas, más teniendo en cuenta que siguen las medidas de la Fase 3 de contención del coronavirus. “Estimamos una bajada del 70 u 80% de la facturación para estas fechas”, destaca Angélica Rodríguez, gerente de la asociación de empresarios de Santa Catalina. “Lo notan sobretodo las cafeterías y restaurantes, pero también los comercios, los pocos hoteles que permanecen abiertos y todas los negocios que viven de la fiesta, técnicos de sonido, artistas”, apunta.

Y es que a los empresarios de la zona les ha ido cayendo un cúmulo de situaciones con la crisis. A la falta de cruceros habría que añadirle la ausencia de congresos en hoteles y auditorios, la suspensión de los viajes del imserso, el bloqueo del turismo internacional... y ahora, la ausencia del Carnaval. “El teletrabajo también nos ha perjudicado, con los funcionarios en sus casas ya no tienen que ir a desayunar o almorzar a los restaurantes y cafeterías de la zona”, explica Rodríguez. “Parte de la hostelería ha optado directamente por no abrir entre semana porque no es rentable”, precisa.

Un par de mascaritas por San ValentínAndrés Cruz

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Rodríguez destaca que Santa Catalina está viéndose “más afectada” que otras zonas comerciales de la capital, pues depende en mayor medida del turismo, entre otros motivos, “así que no nos queda otra que resignarnos”. Pedro Hernández Castellano lleva 45 años dedicado a la hostelería en una de las terrazas del parque y ha notado la ausencia de las carnestolendas como pocos. “Esto era lo que nos daba oxígeno para remontar en los meses flojos”, indica entre el ajetreo.

Es domingo y la terraza Nuevo Río está de bote en bote. La mayoría es público local, fieles cada fin de semana de este local del parque Santa Catalina, pero la falta de noches de Carnaval y el ‘cero turístico’ no ayudan a levantar el vuelo. “No hay peninsulares ni extranjeros, aquí viene mucha gente mayor de fuera que repite cada año y se les echa en falta”, destaca Hernández. Aún así, alguna que otra mascarita se han sentado a comer los últimos días.

En la Gran Terraza Lolita Pluma, también en el parque, los ánimos son similares. “La cosa está floja, hoy [por ayer] está el día espectacular pero la falta de Carnaval se nota mucho”, señala Rubén Sánchez, uno de los trabajadores de este local. El epicentro de la fiesta funciona a medio gas. En lugar de mascaritas, lo que abundan son las mascarillas de todas las formas y colores, tal y como bromea algún que otro dominguero.

Tras acoger el escenario 25 años ininterrumpidos, Santa Catalina luce un ambiente triste

Varios restaurantes han optado por decorar sus terrazas estos días. Pero el motivo no es el Carnaval, sino el día de San Valentín. Al igual que Antonio Armas y Carolina Luján, numerosas parejas se acercaron este domingo a Santa Catalina y el paseo de Las Canteras para celebrar el día de los enamorados. Había rosas, ramos de todos los tamaños, globos en forma de corazón y hasta atrezzo, pero las carnestolendas no era el motivo de tal despliegue.

Mientras tanto, un particular Mickey Mousse surca la explanada trasera de Santa Catalina con su patineta. “Hace buen día para estar en el parque y no dentro de casa”, señala Victoria Cañas, la madre del pequeño Alejandro, el verdadero nombre del niño bajo el disfraz. “Pensé que habría más niños disfrazados, pero él se divierte igual”, reconoce. “La cosa es darle un poco de alegría a la vida”, apunta en compañía de su hija Iris y de su madre, Aurora. Algunos saben cómo vivir el Carnaval.

Fueron pocas las mascaritas que se acercaron hasta Santa Catalina este fin de semana. En la foto principal, Antonio Armas y Carolina Luján en una terraza del parque. Sobre estas líneas, Victoria Cañas junto a sus hijos Iris y Alejandro; debajo, la exposición carnavalera. |

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