“Amantes del Carnaval de calle y asiduas al de Cádiz, autodidactas, y con muy poca vergüenza”. Así se define la Chichimurga, la agrupación que el pasado año barrió plazoletas y rincones de la ciudad con su ironía y disfraz de camarera de piso, en homenaje a las Kellys, la asociación española de limpiadoras de hoteles, dejando ya huella en la fiesta. Este año, la pandemia del coronavirus les impide salir a la calle y han decidido reinventarse subiéndose a los escenarios con su ’Chiquito elemento’, su nueva parodia en el que el virus no es el protagonista, aunque no faltará dentro del repertorio. Su espectáculo puede verse el próximo martes 23 en el Edificio Miller.

La actuación forma parte de la programación especial que ha diseñado este año Sociedad de Promoción de la Ciudad al no haber eventos en la calle. El Edificio Miller contará con aforo limitado, según las pautas que marca la pandemia, y las entradas para el espectáculo pueden adquirirse por 8 euros en www.entree.es. El grupo estará también este fin de semana en el Cicca pero ya tiene vendido el aforo.

La Chichimurga debutó el pasado año en la calle siguiendo la estela de La Chirimurga del Timple, que actuará el día 24 en el Edificio Miller -ya no hay entradas-. Con ellos comparten amistad, algún emparejamiento y que les gusta mezclarse con la gente en Carnaval, aunque según dice Yurena Delgado, una de las componentes del grupo: “Ellos juegan en otra liga”, en referencia al juego de voces y dotes musicales de sus colegas carnavaleros.

La murga actuará el martes 23 con aforo limitado por la pandemia del coronavirus

La murga está formada por un grupo de amigas que como mascaritas anónimas disfrutaban del Carnaval. Y de esa guisa pueden verlas estos días en uno de los paneles de la Exposición ¿Me conoces mascarita?, instalada en el parque Santa Catalina, en el que hacen una parodia de las jugadoras de bingo de La Puntilla. El pasado año, se liberaron del bikini, la sombrilla y los cartones y cantaron bingo entre los ciudadanos de a pie disfrazadas de las Kelly’s. Y para muestra, un botón:

“Cada día es igual en mi currito/ me mato a trabajar por muy pocos euritos/ Miro el planning al llegar y no es poquito/ hoy me tocará limpiar del cuarto al quinto piso/ y cuando vengo a recepción me espera hasta el director/ Camina Paqui vamos p’al ascensor, hay que solucionar hoy un marrón/ el mojón del apartamento 5- 12; ese que te va a tocar a ti limpiar/ Ese que parece una montaña rusa que sube en espiral/ y el mojón del apartamento 5- 12 sonríe como la carita del wasap/ me ha dejado un olor penetrante que no puedo olvidar”.

La agrupación está formada por Yanira Troya (timple), Judith Castrillo (cajón) y Javier Beaumont (guitarra) y Lidia Pitti, Yurena Delgado, Carmen Romero, Layla Abokhriss, Marta Díaz, Almudena Martín, Silvia Campos, Patricia Moreno y Guayedra Bonilla (voces). Se mueven entre los 37 y los 42 años y pertenecen a profesiones muy diversas. En el grupo hay una veterinaria, una inspectora de Sanidad, una administrativa, una bogado, una profesora de Educación Física, una diseñadora gráfica, entre otros oficios.

“Estamos deseando que salgan más grupos como el nuestro. Cuanto más grupos haya, más risas, más ironía y más crítica va haber en el Carnaval”, sostiene Yurena, que añade que no son competencia de las murgas porque entre sus objetivos no está el de presentarse a ningún concurso, sino disfrutar del ambiente que se genera en la calle con un disfraz e interactuando con el público.

El grupo aprendió a entonar y a tocar los instrumentos “en asaderos con amigos” y se diseña y confecciona, si hace falta, el disfraz “porque el presupuesto es limitado” y porque el tingladillo previo a salir a la calle en Carnaval forma parte también de la diversión de esta agrupación, que decide todas las cuestiones de manera asamblearia lo que dice ya mucho de su manera de ser y de entender el mundo.

En cuanto a las letras, en las que todas ponen su granito de arena, la actualidad es siempre la que manda, aunque en el popurrí no puede faltar la reivindicación social, el empoderamiento femenino, el rechazo al machismo y la crítica a los políticos. “Nos mojamos bastante”, confiesa Yurena, que recalca que el Carnaval es la fiesta por excelencia “que invita a la crítica, aunque desde el humor y la ironía” por lo que hay que jugar con ello a la hora de componer.

Componer una canción

“Hacer una canción no es fácil, pero es más complicado si es para hacer reír”, añade una de las voces de la Chichimurga, cuyo nombre apareció sin más. “Siempre hay que darle una vuelta de tuerca, buscar el tono desenfadado, y aunque se diga alguna palabrotilla que otra, que se haga dentro del contexto gracioso de la canción”, subraya.

“Estamos deseando que salgan más grupos como el nuestro”, confiesa Yurena Delgado

Este año tenía la intención de repetir actuación pero el coronavirus les rompió todos los planes. Aún así no dejaron de trabajar durante el confinamiento con videollamadas, confiadas en que la diversión volvería a la calle. Al ver que no se celebrarían las carnestolendas por la pandemia decidieron apostar por enseñar su nueva producción en el Teatro. Y así fue como se lanzaron a esta nueva aventura con el ’Chiquito elemento’, del que no quieren revelar nada, salvo que tendrá un tono reivindicativo y que será un show “súper divertido; la gente ni se lo imagina”, dice Yurena al preguntar por quién es el “elemento”.

“Desde abril llevamos dando vueltas al espectáculo; estaba claro que no íbamos a hacer protagonista al coronavirus porque estamos hartas del virus, aunque es lógico que el tema de la pandemia y de la vacuna se trate el repertorio”, apunta la componente de la murga, que agradece al Ayuntamiento la posibilidad de haberles prestado un local en el antiguo acuartelamiento Manuel Lois, donde está la sede de las murgas y las comparsas, para que pudieran ensayar dada la situación de pandemia y de que no podían hacerlo en otro lugar. “Hemos tenido que solicitar un permiso, y aún así lo hacemos con mascarilla y al aire libre para evitar contagios”, relata sobre las precauciones que han tomado para ofrecer este show, con el que recorrerán algunos teatros del Archipiélago. Un modo de espera antes de que regresen a las calles de la ciudad en 2022.