La reapertura de los gimnasios grancanarios, tras el regreso al nivel de alerta 2 desde el pasado lunes, tiene una lectura agridulce desde el punto de vista de los propietarios o encargados de estos centros deportivos. Si bien hay un sentimiento de alegría generalizado por el regreso a la normalidad de sus trabajos, los profesionales subrayan que lo han hecho tras perder entre el 30% y el 50% de los clientes que tenían antes de declararse el nivel de alerta 3.  

Tras cinco semanas en las que todos los gimnasios de Gran Canaria han permanecido completamente cerrados por exigencia del nivel de alerta 3, la reapertura del pasado lunes no ha sido, para nada, un regreso a la normalidad sencillo para la mayoría de ellos. Si bien muchos de estos locales tuvieron que echar mano de la imaginación para poder mantenerse a flote y llevar a sus socios a plazas y parques cercanos, también es cierto que este mes y pico ha hecho mella en sus bolsillos, con lo que la reapertura se ha convertido en un acto heroico para algunos y con novedades con respecto a la situación original. Por lo tanto, una lectura agridulce hacían los empresarios de estos establecimientos deportivos sobre su situación.

Así lo señalaba Noé Díaz Díaz, uno de los encargados del gimnasio Crossfit, situado en el Paseo de Las Canteras, que en estas cinco semanas ha perdido un 30% de la clientela, y que reconoce que “hemos vuelto al estado en el que estábamos antes del cierre, pero con alguna medida algo diferente de la fase 2, sobre todo por el tema de la mascarilla que ahora obliga ponerla todo el tiempo”, lo que provoca un mayor agotamiento y estrés en el deportista, “y una mayor distancia de seguridad”.

Díaz sostiene que “durante la alerta 3 hemos encontrado un sitio en el Parque de la Música donde muchos de nuestros atletas hayan podido seguir entrenando”, contratando a empleados “para que nos llevara el material en un espacio que está bastante bien, con la suerte de que el tiempo nos ha acompañado y los atletas nos han seguido”. El crossfit se caracteriza porque aúna una serie de disciplinas de resistencia que incluye el entrenamiento con el cuerpo, trabajo con carga y gimnástico y levantamiento de peso.

“Tenemos medidas aún más estrictas con la mascarilla y las distancias”, señala Noé Díaz

“Reconozco que dentro de lo malo hemos tenido suerte no solo por ese espacio sino porque tenemos experiencia en entrenamientos de autor fuera del centro, y como la gente lo sabe, nos ha seguido y le ha gustado, pero aún así muchos se han dado de baja”, pero que se han visto compensados con aquellos que disfrutaron con la experiencia al aire libre y se han reenganchado por eso. “La economía ha descendido, por supuesto, pero hemos mantenido a todos los empleados, todos los horarios, y sin ningún tipo de Erte”. Esto ha sido complicado de lograr porque “los alquileres no han bajado nada, y estamos muy justos entre gastos e ingresos”, asegura.

Este empresario subraya que “hay que analizar muy bien esta etapa, pero aunque no ha sido un buen mes, hemos tenido suerte porque nos hemos reinventado y hemos escapado”. Y es que, ante las circunstancia negativas, desde Crossfit vieron la alternativa al aire libre que ha gustado a un grupo de socios “y queremos seguir realizándolas, manteniendo algunas horas de autor a las que se dedica una empleada para ese servicio que está teniendo aceptación”.

Nadine Novillo, del centro deportivo Next Level, en la Plaza de La Feria, reconoce que “hemos tenido bastantes bajas, pero todavía es pronto para decir si las hemos recuperado porque es necesario dejar dos semanas de margen para ver si de verdad los clientes están volviendo o los hemos perdido” Por lo pronto, tres días después de la reapertura, la reacción de los socios es positiva. “En las cinco semanas que estuvimos fuera perdimos el 40% de la clientela y ahora habrá vuelto un 10%”. Aparte de que “hemos mantenido las mismas medidas de antes de la fase 3 con la distancia de seguridad, el uso obligatorio de mascarilla, etc”.

Next Level también utilizó la opción de realizar actividades en las plazas, concretamente en la Fuente Luminosa, algo que por el momento no van a hacer, “pero sí que es verdad que muchos clientes nos han propuesto que una vez a la semana hagamos una clase fuera porque les ha gustado mucho la experiencia y por ahí puede salir un nuevo servicio”, añade. Para la monitora sólo a mediados de marzo “podremos ver si hemos recuperado realmente ese tanto por ciento que nos dejó”.

“El problema es recuperar al socio menos entusiasta”, señala María del Mar Pérez

Finalmente, María del Mar Pérez, encargada del gimnasio Silhouette, en la calle León y Castillo, reconoce que tras la reapertura “ha bajado la clientela una barbaridad y estamos trabajando con más o menos la mitad de los socios”. Algo que resulta especialmente alarmante porque “este mes hemos estado pagando todo sin tener entradas, y encima el tener que devolver el dinero a los clientes que ya habían pagado esa cuota que no se pudo usar es como la muerte en vida”. Pérez se refiere a que aunque el pago se congela algunos socios quieran abonar cuando vuelven por lo que “este mes vivimos de la bondad del cliente”, aunque la situación es tan delicada que “no puedo pretender que me abone porque no es culpa de ellos” . Sea como fuera, los socios se reincorporan muy poco a poco y algunos no lo hacen porque, entre otras cosas, tienen miedo. “Al que le gusta va a venir, pero luego está el otro que se ha animado con mucho esfuerzo”, señala. “El problema es recuperar a este otro porque le vuelve a costar volver como al principio”.

La encargada subraya que confía en la fidelidad del cliente y tiene puesta su ilusión en que poco a poco “nos vayamos recuperando”, pero “si cada seis meses ocurre esto llegará el momento que no puedas abrir porque no tienes entrada de dinero, sino solo salidas, porque a ti sí que te lo cobran todo”.