CRISIS DEL CORONAVIRUS

La tragedia india duele en Triana

La comunidad hindú en Canarias se muestra preocupada por la situación por la que atraviesa el país, en una escalada de casos de récord | Algunos piensan que España ha tardado en tomar medidas

María Attanari y su familia tienen una pantalla en la que aparecen los datos de Covid-19 por países siempre encendida en su local de arreglo de ropa de la zona Triana. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

María Attanari y su familia tienen una pantalla en la que aparecen los datos de Covid-19 por países siempre encendida en su local de arreglo de ropa de la zona Triana. | | JOSÉ CARLOS GUERRA / Christian Afonso

Preocupación, impotencia y enfado. Los sentimientos de la nutrida comunidad hindú que reside en Gran Canaria bullen estas semanas en las que ha salido a la luz en los medios españoles la grave situación sanitaria, social y económica por la que atraviesa La India a causa de la pandemia de Covid-19. Esta semana han superado en el país asiático su récord de contagios diarios, al superar las 402.000 detecciones en solo 24 horas, y se han contabilizado más de 2.500 muertes cada día de la semana, en un incremento de la incidencia que viene acompañado de los estragos que está produciendo la cepa nacional del virus, de la que todavía se tienen más inquietudes que certezas.

En Canarias, muchas personas hindúes miran hacia su país estos días con una mezcla de sentimientos, en el que sobresale la preocupación, término que se repite entre todos quienes han dejado a familiares allá. Una de ellas es Sonya Daswani, cuya abuela de 90 años se encuentra encerrada en su casa, en una región al sur de La India. «Vive allí sola, con la única compañía de sus ayudantes, y no puede salir de casa porque está totalmente prohibido, mientras las vacunas no llegan», asevera la joven, casada con otro ciudadano hindú y residentes en Canarias desde hace varios años tras haber vivido previamente en Andorra. Sobre la ausencia de viales, recuerda que su país fue «uno de los grandes exportadores» con su propia solución, pero se olvidaron de inmunizar a sus nacionales antes, lo que admite que la «cabrea».

«Parece que fue provocada esta segunda ola, porque la primera la pasaron con creces porque, si bien hubo muchos contagios, no había habido tantas muertes gracias al confinamiento estricto que duró varios meses. Pero con las elecciones se han dejado ir», reprocha Daswani, quien observó con asombro cómo estos últimos meses las discotecas se mantuvieron abiertas o se celebraron bodas. Lo que sí ha podido hacer desde la distancia es apoyar a los suyos enviando dinero a través de una fundación creada por una actriz india, GiveIndia.com.

Por su parte, el presidente del Club Indostánico Gran Canaria-Sur, Nitish Khatnani, cuenta que uno de sus tíos y hasta cinco primos han padecido la Covid-19 desde el inicio de la pandemia, si bien todos ellos consiguieron recuperarse. «Hay mucha gente de aquí que está allí y quiere volver y no puede, está casi atrapada. Pero hay muchas restricciones, hay menos conexiones y se han aprovechado con los precios de los vuelos», denuncia. Khatnani también lamenta la situación de los centros sanitarios públicos, que se encuentran colapsados ante la afluencia de infectados, mientras que en los privados la atención es mucho mejor, si bien la mayoría de los habitantes no pueden costearse el tratamiento. A ello se le suma que no hay sitio en los tanatorios, y que se apilan los féretros a la espera de encontrar un hueco donde incinerar a los muertos.

Asimismo, pone sobre la mesa el hambre que están sufriendo muchos de sus compatriotas, el cual se agudizó ya durante el primer estado de alarma en el país, que se alargó durante más de cinco meses. «En aquella ocasión -recuerda- mucha gente decidió salir a la calle, ingorando la cuarentena porque creían que si no les mataba la Covid, les mataba el hambre, por lo que fueron en busca de ganar el sustento».

Y es que a esta crisis sanitaria se le ha sumado también la enorme depresión económica en la que se encuentra sumida la nación asiática, que ha llevado a mucha gente a morir de hambre, en las calles de las principales ciudades del país. El hermano de Mithu Sadarangani, otro ciudadano hindú residente en Gran Canaria, ha abierto su pequeña tienda al encontrarse ahogado por la situación de su economía doméstica. Todo ello pese a las recomendaciones de su allegado que, desde aquí, le instaba a quedarse en casa, ya que uno de sus vecinos se había infectado. «Abre unas cuantas horas al día de todas maneras, imagino que la falta de dinero le habrá obligado a ello», lamenta. Desde su tienda de arreglos textiles en la zona Triana, María Attanari relata cómo sus allegados y conocidos en Bombay lo están pasando mal, hasta el punto que una de sus amigas murió a causa del virus. Desde Canarias, envía dinero de vez en cuando hacia su familia en La India, en la medida de sus posibilidades, ya que la crisis económica no solo golpea con fuerza a los habitantes del país del sur asiático. «Yo también estoy pasando un mal momento económico porque las festividades se suspendieron y no hemos podido hacer los arreglos normales en comuniones o bodas, que es lo que más mueve actividad en nuestro sector», puntualiza. A pesar de ello, la semana pasada mandó un cheque de 100 euros, que no es el primero de la pandemia. Y es que tiene claro que tratará de ayudarles en lo que pueda, ya que con esta segunda ola pandémica han tenido que volver a cerrar sus negocios y quedarse en casa para evitar contagios.

Trabas para salir del país

Ante tantas adversidades, el vicepresidente de la comunidad hindú en Gran Canaria, Pablo Lalwani, resalta la solidaridad de toda la comunidad internacional, que se ha volcado con la población del país en estos momentos tan complicados. Según su versión, «hay muchas ONGs, templos religiosos y Gobiernos que están ayudando desde todas partes del mundo, desde Estados Unidos a Europa». Ellos también han recaudado fondos que han enviado hacia su país de origen a través de la oenegé Vicente Ferrer, que trabaja sobre el terreno desde hace muchos años y que se encarga de coordinar y gestionar estos fondos en las regiones más devastadas por la situación actual.[Más información en la página 65]

Lalwani también manifiesta con orgullo que una de sus sobrinas se encuentra repartiendo a diario más de 300 comidas desde su restaurante entre las personas más necesitadas del pueblo en el que vive y trabaja, ayudada en todo momento por el Gobierno indio, «volcado en evitar que la gente pida en las calles».

Mientras peor se pone la situación en La India, más complicada se vuelve también la opción de abandonar el país y la oleada de casos que están experimentando. Son muchas las personas residentes allí que tratan de escapar de las consecuencias y de la mala situación por la que atraviesa el país, y otras tantas las que han ido por diversos motivos y ahora se han encontrado atrapados por las circunstancias. También de residentes en Canarias que lo están pasando francamente mal para poder regresar a las Islas ante la anulación de muchos itinerarios y las medidas impuestas por la mayoría de países de la Unión Europea en lo que a vuelos desde la nación asiática se refiere.

En las últimas semanas, antes de que estos últimos días la incidencia terminara de descontorlarse, algunas personas consiguieron arribar a España. De hecho, hasta ayer no se estableció la cuarentena obligatoria de 10 días para quienes llegaran desde La India impuesta por el Gobierno estatal el miércoles. Algo que critica Mithu Sadarangani, quien opina que deberían haberlo hecho «mucho antes, viendo cómo estaba empeorando el panorama. No entiendo cómo dejaron seguir entrando a gente hasta ayer». En su defensa, el Ejecutivo aseguró que tomaron la decisión más pronto que en otras ocasiones similares.

Según Pablo Lalwani, quien lleva más de cinco décadas residiendo en Canarias, el jueves llegó un familiar suyo a Lorca, donde comenzó a hacer una cuarentena, si bien no estaba obligado a ello. Antes de eso, en torno al día 9 de abril, arribó a España una señora a la que su propio hijo fue a buscar cuando la situación empezaba a verse algo más oscura. «Hasta que no consiguió los papeles necesarios para traerla, no se dio por vencido», matiza. Mientras, también reconoce que son muchas personas, también allegados suyos, las que están tratando de llegar al país «para vivir tranquilos», y agradece al Gobierno de España por las facilidades que está dando para arreglar la documentación necesaria, al tiempo que dice entender las medidas de seguridad hacia la ciudadanía hindú que se están desarrollando en las diferentes naciones.

Mientras tanto, La India sigue asolada por esta segunda oleada de la pandemia que le ha golpeado con especial crudeza, provocando récords de contagios y muertes diarias durante la última semana, lo que les ha pillado con un sistema sanitario que no estaba preparado para soportarlo.

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