La Provincia - Diario de Las Palmas

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Semana Santa 2022

El casco histórico revive la Pasión de Jesús con La Burrita y los Nazarenos

Las procesiones más multitudinarias regresan este domingo a Triana y Vegueta tras dos años sin salir. La Esperanza y el Cristo de la Salud acortan su recorrido

Procesión de La Burrita José Pérez Curbelo

La escenificación de los momentos más importantes de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo regresan a partir de este domingo de Ramos al casco histórico de la capital grancanaria, de la mano de las procesiones más multitudinarias de la ciudad: La Burrita y los Nazarenos.

Tras un paréntesis de dos años por la pandemia, se espera una gran afluencia de gente tanto al desfile de La Burrita, como al paso procesional del Cristo de la Salud y la Esperanza de Vegueta, representaciones en las que se mezcla su gran simbología religiosa y el fervor que arrastra a los creyentes con el carácter de mero espectáculo escénico para no los no creyentes. Tal es el caso, sin ir más lejos, del desfile de Los Nazarenos, también conocido como la procesión de Los Andaluces, porque los tronos bailan cargados por costaleros.

Como viene ocurriendo desde hace más de cincuenta años, la imagen de Jesucristo montado en la burrita saldrá sobre las once de la mañana de la iglesia de San Telmo. La procesión más alegre -por no decir la única de la Semana Santa si exceptuamos la del Cristo Resucitado que se incorpora este año a los desfiles religiosos-, representa la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y da inicio a la Semana Santa.

 La presencia de muchísimos niños, el vaivén de los ramos de acebuche y palmas y la algarabía que se forma a lo largo del recorrido, pero sobre todo a la salida de la iglesia cuando el olor a incienso se mezcla con el remolino de la masa vegetal, confieren a La Burrita un intenso aire de fiesta, un inmenso regocijo que lejos está de presagiar la tragedia que se desencadenará a lo largo de esta semana que arranca este lunes.

Los pasos de los Nazarenos son los únicos que son llevados por costaleros

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En la ermita de San Telmo ya estaban preparados desde este sábado en grandes cajas los cientos de ramos de acebuche -el olivo salvaje endémico de Canarias-, que esta domingo se repartirán a los que acudan a presenciar el paseo del Cristo jubiloso.

El paso saldrá de la iglesia sobre las once de la mañana y hará el recorrido de siempre, primero por la calle Triana para avanzar después por las calles Perdomo, Pérez Galdós, Buenos Aires hasta llegar al parque San Telmo, donde se detendrá durante la celebración de la misa.

Como es tradicional, un cuarto de hora antes de iniciarse el desfile tendrá lugar la tradicional bendición de ramos, que han sido cedidos por el Ayuntamiento, una empresa de alimentación canaria y varios particulares que tienen fincas de acebuches. Las típicas palmas cada vez se ven menos y son vendidas en el parque por los escasos artesanos que aún siguen trenzando las hojas con filigranas.

José Luis Rivero, Hermano Mayor de la Cofradía de los Dolores de Triana, que también colabora en la preparación de la procesión de La Burrita, espera que este año haya mucha afluencia, «aunque posiblemente será inferior a otros años por la pandemia. La Burrita siempre atrae a un montón de personas. Es una procesión dedicada a los niños y siempre vienen las familias. Estamos esperando con muchísimas ganas la salida de los pasos y este año se está haciendo todo con la máxima ilusión y esperando que la cosa salga lo mejor posible».

Suárez desconoce la antigüedad de esta manifestación pero asevera que más de cincuenta años seguro. «Yo recuerdo, cuando niño, salir cruzado con La Burrita y ya tengo mis años», relata, mientras explica que antiguamente la imagen del Cristo en el pollino salía acompañada por niños vestidos de romanos. Hoy lo hace con pequeños y pequeñas ataviados con túnicas blancas.

Los Nazarenos

Por la tarde, a partir de las siete de la tarde partirá de la iglesia de Santo Domingo, en Vegueta, una de las procesiones más emblemáticas de la Semana Santa canaria y, seguramente, una de las que más devotos congrega. Más de 2.000 personas acudieron a las últimos desfiles antes de la era del covid. Lino Chaparro, Hermano Mayor de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Esperanza de Vegueta, espera que este domingo asistan entre 5.000 y 10.000 personas.

La manifestación de los Nazarenos se caracteriza por su estilo andaluz, al más puro estilo sevillano, a diferencia del resto de pasos, más austeros. Es la única procesión de la ciudad, cuyos tronos son portados por costaleros.

El Cristo y la Esperanza son llevados al modo de costal, sobre el cuello en lugar del hombro, con una arpillera en la cervical del costalero, sobre la cual descansa la trabajadera o palo del trono. Bajo cada uno de los pasos van unos 38 costaleros que le imprimen a las imágenes un movimiento especial y una gran espectacularidad, a lo que se añade la presencia de 140 nazarenos con capirotes y túnicas moradas y verdes, así como los cantos de saetas y malagueñas y el fervor de los asistentes. Cada paso pesa entre 1.300 y 1.400 kilos, por lo que cada costalero carga una media que oscila entre 40 y 55 kilos.

Ellos suelen decir que en cada levantada ayuda muchísimo, además de la emoción de portar las imágenes, los aplausos y vítores de los asistentes.

Recorridos

Recorridos

Recorrido más corto

La procesión, que en años anteriores se prolongaba durante casi cinco horas, acortará este año su recorrido a sólo tres horas, para evitar la presencia de tanta gente por calles muy estrechas. «Hemos intentado ir por la vía más rápida hacia la Catedral. «Este año, como novedad, pasará por la trasera de la Catedral, entrará y volverá por la vía más rápida a Santo Domingo. Hemos recortado hora y media de recorrido para no poner en peligro a la gente», aclara.

Del recorrido se eliminarán, entre otras, la parte de Reyes Católicos, San Marcos y Fernando Galvan. Por primera en su historia, la procesión pasará por la trasera de la Catedral, donde hará su Estación de Penitencia.

La cofradía fue fundada en 1979 por un grupo de andaluces, aunque la mayoría de los que la componen hoy son canarios. En concreto fue el gaditano Isidro López el que la fundó. Al principio el paso de La Esperanza se portaba a hombros, pero cuando se incorporó a la procesión el Cristo de la Salud se decidió que este paso fuera a costal. Pero el capataz del paso de la virgen se marchó llegó otro de Sevilla y desde entonces, ambos pasos son paseados por costaleros.

La imagen de la Esperanza de Vegueta, que primero se llamó de las Misericordias, es de autor desconocido y fue traída de Sevilla en 1804 por el presbítero Tomás Antonio de Quevedo Alvarado. En 1842 fue restaurada por el imaginero palmero Arsenio de Las Casas.

La virgen estaba estaba guardada en un trastero de la parroquia de Santo Domingo cuando la cofradía la rescató y le encargó su restauración al escultor imaginero sevillano José Paz Vélez. Fue puesta de nuevo al culto bajo la advocación de María Santísima de la Esperanza de Vegueta. Su primera procesión tuvo lugar en 1980 y desfiló en solitario, hasta que en 1984 se incorporó el Cristo de la Salud.

Desde entonces, la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud  se ha convertido en la escultura que concita más devoción en Santo Domingo junto con o incluso más que la Esperanza de Vegueta.

La escultura representa a Cristo, atado a la columna y cubierto con una corona de espinas, en uno de los momentos más doloroso y humillante de la Pasión que describe el Evangelio. «Se trata de un Cristo en el momento en que es atado y que ya ha estado en presencia de Herodes y de Pilatos y ya viene castigado, que se ve ante la soledad de vivir el momento crucial, a punto de que le hagan cargar con una cruz. No sé si el escultor llegó a captar ese momento, pero la gente lo interpreta de esa manera», explica Chaparro, quien atribuye a ese trance de enorme sufrimiento la gran devoción que inspira a la gente. Se trata de una talla realizada en madera de cedro, con movimientos en los brazos y con corona de espinas trabajada en la misma madera.

La cofradía cuenta en la actualidad con 350 hermanos, de los que procesionan unos 120 cofrades como nazarenos, con túnicas y capirotes morados los que acompañan al Cristo y de verde, los que van al lado de la Esperanza. Las capas son de color marfil con el escudo de la Cruz de Jerusalén en su lateral izquierdo y además llevan un cíngulo a la cintura de color marfil y escudo de la cofradía en el pecherín del antifaz.

El Cristo de la Salud vestirá una túnica blanca, en recuerdo de las víctimas de la pandemia

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La Esperanza es custodiada por una escuadra de gastadores del Regimiento de Infantería Ligera Canarias 50 y acompañada por la Asociación Musical Villa de Ingenio, mientras que el Cristo va custodiado por la Guardia Civil y acompañado por la Agrupación Musical La Salle. Más de 400 personas forman parte del cortejo, a las que se añaden las miles de personas que se agolpan en las calles.

El Cristo de la Salud llevará una túnica blanca en recuerdo de las víctimas de la pandemia.

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