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La Asociación Zona Triana: pasado, presente y futuro del comercio en Las Palmas de Gran Canaria

La ciudad reconoce la labor desde hace tres décadas de la entidad como promotora de los negocios de proximidad y para dar voz a las denuncias vecinales del barrio

El presidente de la asociación Zona Comercial Triana, Carlos Bethencourt, este miércoles en la calle Mayor José Carlos Guerra

Honores y distinciones: Medalla de Oro

La Zona Comercial de Triana recibe la Medalla de Oro de la ciudad tras tres décadas incentivando el tejido asociativo en una de las principales arterias comerciales de Las Palmas de Gran Canaria. Fundada en 1992 con apenas 17 comerciantes, en la actualidad tiene asociados a alrededor de 170. Ocupa una gran extensión entre Vegueta y el barrio de Arenales y ha sido impulsora de grandes iniciativas para fomentar la vida en el barrio y la actividad económica.

Triana ha sido durante muchos años el epicentro comercial de una ciudad que se expandía y que ganaba peso económico y popularidad dentro del Archipiélago, pero también en el conjunto de España. Multitud de pequeños empresarios fundaron durante el siglo pasado sus comercios en la calle Mayor y sus aledaños y trataron de ganarse el pan y de progresar junto con la incipiente urbe que se estaba creando con pequeños pasos. La asociación empresarial Zona Triana lleva tres décadas aglutinando a esas compañías de diverso tamaño para defender sus intereses, pero también para dar voz a la ciudadanía de uno de los barrios históricos de esta capital, y es por eso que Las Palmas de Gran Canaria la distinguirá con la Medalla de Oro de la ciudad este 23 de junio en el Alfredo Kraus.

Entre los retos que tiene por delante, está la digitalización de sus locales en un entorno multicanal

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Mucho ha cambiado Triana en el último siglo: primero perdió su mítico tranvía y luego se peatonalizó para convertirla en una gran zona comercial a cielo abierto. Pocas tiendas de las de toda la vida quedan ya en esa calle Mayor -sí en sus aledaños-, pero lo que sí no ha parado es la actividad que bullía antaño y que conformó lo que es la ciudad que se conoce hoy en día. En 1992, se formó la asociación Zona Triana, a la que en un principio se asociaron 17 empresas. En la actualidad, son diez veces más. Este reconocimiento institucional es, según el presidente de la entidad, Carlos Bethencourt, "la constatación de que Zona Triana es parte indisoluble del barrio de Triana" y que va mucho más allá de la promoción económica y el vínculo entre comerciantes, "sino que también da voz a muchas de las necesidades vecinales".

Sobre todo es especialmente emocionante recibir la Medalla de Oro de la ciudad después de los dos últimos años tan complicados para muchos comerciantes que se han visto seriamente afectados por la crisis sanitaria y económica, y en los que, con esfuerzos, han seguido levantando las persianas a diario pese al viento en contra. En este tiempo, además, ha habido muchos cierres y algunas aperturas de tiendas más humildes, con cambios constantes que hacen que Triana esté en continuo movimiento. Es más, para Bethencourt, "poco se habla de la rotación en la zona comercial abierta, y es muy alta". Hasta el punto que entre 7 y 15 locales rotan mensualmente en este área, que abarca desde el barranco Guiniguada hasta Bravo Murillo y entre Primero de Mayo y la Avenida Marítima.

"Quien visite ahora la zona, se dará cuenta que de repente se han puesto en marcha muchos proyectos en la calle Mayor de Triana, por ejemplo, y eso responde a una expectativa de mejora", asegura Bethencourt, si bien los asociados reconocen tener "mucho miedo" porque pueda perderse este pequeño repunte de la actividad con las circunstancias económicas complejas en las que está inmerso el planeta.

El presidente de la asociación empresarial también señala que es muy importante el tratar de consensuar al máximo cada uno de los pasos que se den, no solo entre todos los comerciantes asociados, sino también con la propia ciudadanía. Esa comunión entre la población del barrio y los empresarios entiende que les ha llevado a no tener "los problemas que sí han tenido otras zonas comerciales en relación con eventos que estaban bien implantados y que lamentablemente se han perdido". "Esta puerta siempre está abierta para quien quiera comentarnos algo", insiste.

Retos para el mañana

Tras cumplir treinta años de servicio, la asociación comercial se enfrenta en la actualidad a no pocos retos para el futuro a corto y largo plazo, que van desde lograr sobrepasar el digital gap (salto digital) en algunos de los establecimientos que todavía carecen de página web, a lograr poner coto a aquellas cadenas o multimarcas que denomina free riders, que van por libre y empujan al alza el precio de los alquileres. Pero también habla de una necesaria renovación de imagen para toda la zona comercial, porque "el deterioro físico es evidente y solo hay que mirar al suelo para darse cuenta".

Bethencourt detalla que, en la actualidad, para superar el salto digital no solo es necesario disponer de una extensión del establecimiento en la World Wide Web, sino también disponer de "un ecosistema digital efectivo, estar en todos los canales, estamos hablando de redes sociales o dispositivos inteligentes". Y en este esfuerzo, destaca la apertura en 2020 de Triana Marketplace, un portal online en el que el visitante, en base a los tres clics -uno para introducir el término y buscar, otro para seleccionar y un último para pagar-, puede adquirir cualquier producto como si estuviera en un gran centro comercial en Internet y se le envía desde cada uno de los establecimientos sin que él sepa en cuál exactamente está comprando. Por este proyecto recibieron el segundo premio de dinamización comercial de España.

«El reconocimiento confirma que la entidad es parte sólida del barrio», dice Bethencourt

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Además de estos desafíos, la zona comercial también se enfrenta a tener que encauzar las necesidades empresariales con respecto a los objetivos del milenio en materias como la gestión de residuos o la entrada en vigor de la ley que obliga a ofrecer alternativas para los restos de comida, alimentos y víveres que puedan sobrar. Igualmente, tendrá que lidiar con formas de garantizar el consumo responsable, que pasaría por concienciar a los empresarios y consumidores de que no vale el todo por el todo, y que hay que controlar los insumos que se gastan para evitar comprometer a las futuras generaciones.

Y es que, en palabras del presidente de la asociación, "el trabajo se multiplica", por lo que en los próximos años tendrán que estar muy atentos a lo que está por llegar en materia de cuidado del entorno que les rodea, pero también para mejorar la digitalización de sus asociados y la imagen física de una zona comercial que quiere seguir sumando años junto a la propia ciudad que el 23 de junio le distinguirá con una de sus Medallas de Oro.

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