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Honores y distinciones | Hija adoptiva
María Puig Barrios Activista por la vivienda y ex dirigente de IU

María Puig: «En los sectores populares las mujeres fueron grandes luchadoras por la vivienda»

«La democracia hay que alimentarla constantemente, aunque estén los tuyos en el gobierno»

Honores y distinción de la ciudad: María Puig, Hija Adoptiva. ANDRES CRUZ

María Puig creció a medio camino entre el Sáhara Occidental y la Mauritania francesa. Al llegar a Las Palmas de Gran Canaria en 1974, a las puertas de la Transición, se encontró con una ciudad en ebullición en la que casi todo estaba por hacer. En esta entrevista, previa a su reconocimiento como hija adoptiva del próximo 23 de junio, recuerda sus años de lucha por la vivienda pública y su etapa política dentro del PCE.

Nació en el Sáhara Occidental. ¿Cómo recuerda esos años?

Lo cierto es que venía a menudo, mi madre era de Lanzarote. Pero en el 74 lo hice definitivamente. Recuerdo perfectamente aquel año y la evolución de la ciudad desde entonces. La gente era muy abierta y acogedora, me sorprendió. Cuando te pasaba algo en la guagua salían no se cuantas madres para protegerte. Nací en el Sáhara, pero también había muchos canarios trabajando en empresas franceses en Mauritania, los niños íbamos allí a la escuela. Nosotros pasábamos de un lado a otro de la frontera.

Llega a la ciudad a las puertas de la Transición. ¿Cómo se interna en la política?

Era el año 74 y había montón de cosas en ebullición. Venía de una cultura democrática francesa, por lo que empiezo a tener inquietudes; además mi padre era republicano. Quería aportar mi granito de arena pero cuando me di cuenta ya estaba muy comprometida. Cuando empecé con el tema de la vivienda, la lucha fue muy fuerte, la gente estaba muy movilizada. Sobre todo en los sectores populares las mujeres fueron grandes luchadoras por la vivienda. Querían tener su casa, desarrollar su vida, fueron años intensos.

¿Por qué la vivienda?

Entré en el Partido Comunista y había un grupo de La Isleta que llevaba unos cuantos años, incluso en la clandestinidad, luchando por el tema de la vivienda. Me interesó ver cómo se movía, porque una quería transformar las cosas. Estuve trabajando nueve años en África de los 16 a los 25 para poder volver y tener una casa. En cierto modo por eso estaba motivada para que todo el mundo tuviera una. Había gente en chabolas, pero no solo eso, también hacinadas en casas de 40 metros cuadrados había dos o tres familias. Dimos algunas batallas para intentar mejorar la situación de estas personas. Nos enfocamos para que hubiera más planes de viviendas de promoción pública y después el precio. Hicimos referéndums en los barrios. No solo en Las Palmas, también en Arucas, San Bartolomé de Tirajana, conseguimos que la gente accediera a ser propietarios a mitad de precio.

Fueron años intensos.

Hubo muchas marchas, manifestaciones. Presentamos una ley de iniciativa popular, que fue la primera del estado español. Cuando la presenté en el 87 en el parlamento de Canarias, de 60 había solo una mujer diputada, María Dolores Pellicer. Estaba en la tribuna y miraba sorprendida. Sin embargo las mujeres de urbanizaciones de Tenerife estaban allí de público y aplaudieron. Las Islas tenían las competencias de vivienda pero no había una ley, se hizo a partir de nuestra iniciativa.

María Puig en una rueda de prensa de IU en 2007. Santi Blanco

¿Qué consiguieron?

Los planes de vivienda pública. Que no se hiciera todo en una misma zona dejando a las familias sin servicios ni acceso al empleo. Es algo que las administraciones deben resolver, no es cuestión de meter a la gente en una zona sin posibilidades. Los temas comunitarios hay que trabajarlos desde los ayuntamientos. Luego ya hubo menos movilización, la gente pasó a ser menos combativa. 

¿Eso le llevó a dejar a la política en 2011?

Todo tiene un proceso y se producen muchas cosas a la vez. Sí veo que hay momentos de avances y de retroceso. Pero la democracia hay que alimentarla constantemente, aunque estén los tuyos en el gobierno. Hay que defender estén o no estén la educación, la vivienda, la sanidad. Estamos en una sociedad donde hay gente con mucho poder que sí van a hacerlo con sus intereses.

¿Falta movilización?

Hay gente joven que empieza a estar y las veo combativas. Son sectores muy formados, más que en mi época; nosotros tuvimos que trabajar primero y luego estudiar. La educación y la sanidad fueron de las grandes conquistas de la democracia. Las nuevas generaciones a veces no saben todo lo que se ha logrado. Toda lucha es importante porque va consolidando derechos.

Ha pasado una década sin construir vivienda pública en la capital. ¿Qué le parece?

Ha sido un error. Que haya viviendas de promoción pública abarata el precio, permiten acceder a una a las rentas más bajas. Es algo que equilibra el mercado, si se deja todo a la iniciativa privada el precio sube. El Estado debe promover viviendas para gente que no pueda acceder a ella. Los planes los pararon con el boom inmobiliario en los tiempos de Aznar. Se empezaron a dar créditos con tipos supuestamente bajos, pero que no eran fijos. Aquello era jauja y muchos no pudieron pagar porque les subieron las cuotas. Dijeron que si se ponía mucho suelo en el mercado libre iba a abaratar los precios, pero no fue así.

¿Deberían limitarse los alquileres con precios máximos?

Es importante limitar precios para que la gente joven pueda acceder a la vivienda, pero a la vez es importante fomentar las promociones públicas. Lo que hicimos fue una batalla. Mucha gente consiguió casa en La Paterna, La Feria, Jinámar, San Cristóbal.

Una tarea ardua aquella.

Llegamos a ponerle una demanda al gobernador civil en el 79. El delegado del MOPU no respetó la lista del Ayuntamiento, que en aquel entonces era de UPC. Fuimos con el padre de Augusto Hidalgo, que era abogado. Luchas como esa hubo muchas.

¿Cómo ve la situación política actual?

Complicada. Hay mucho inmovilismo, el PSOE nunca termina de aplicar un programa socialdemócrata; que haya cosas que cambien. Están pasando cosas graves en la justicia, por ejemplo, donde queda un sustrato no democrático. Lo que me gusta de esta generación es que han cuestionado muchísimas cosas. Que la monarquía se haya puesto en evidencia... Antes era intocable. Las cosas no se consiguen a la primera, lo sé por experiencia. Pero hay que saber que puedes retroceder si la sociedad se desmoviliza.

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