Pablo Barbero Sierra (1949-2020) nació en Zaragoza, pero con apenas tres años llegó a Gran Canaria, a cuyo sector turístico consiguió llevar a lo más alto. Director del Hotel Santa Catalina desde finales de los 80 y hasta 2005, así como de otros establecimientos de renombre como el Cristina, por aquel entonces Meliá Las Palmas, para luego convertirse en concejal de Turismo de Las Palmas de Gran Canaria bajo el mandato del ‘popular’ Juan José Cardona.

La de Pablo Barbero fue una vocación temprana. Con solo tres años, abandonó, junto a sus padres y sus tres hermanos, su Zaragoza natal para poner el rumbo a Gran Canaria, el nuevo destino de su padre para el trabajo. Fue entonces cuando comenzó su idilio no solo con la isla, sino también con su actual principal motor económico, que en aquel momento estaba en pañales: el turismo. Una pasión que llevaba ya en la cuna y que supo cultivar en toda su trayectoria como gestor turístico, primero en las propias empresas del sector y luego como concejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que le concede la distinción de Hijo Adoptivo a título póstumo con motivo de sus Fiestas Fundacionales.

Para su hija, Beatriz Barbero, este reconocimiento a su padre «es algo espectacular» para la familia, puesto que viene a recordar todo lo que hizo por la capital grancanaria y por la isla desde sus competencias, primero empresariales y luego de gestión política. «Tenía las ideas súper claras de en qué quería convertir esta tierra y, como hija suya, estoy súper orgullosa de todo lo que logró y lo que consiguió», explicó su descendiente. Pablo Barbero, que falleció en mayo de 2020, en medio de la primera oleada de la pandemia, tras una dilatada trayectoria que le llevó a ser miembro de los equipos directivos de importantes establecimientos hoteleros de la isla, como el Folías, el Don Gregory, el Cristina o, durante más de 20 años, el Hotel Santa Catalina de la capital grancanaria. 

Tras más de 20 años como director del Santa Catalina, quien más tiempo estuvo, dirigió el Cristina

De hecho, en el mítico establecimiento de Ciudad Jardín ha sido el director que más tiempo ha estado al frente del mismo, desde mediados de la década de los 80 y hasta el año 2005. Muchos son los que le achacan que el Santa Catalina haya recobrado algo de lustre tras unos años previos en decadencia. Barbero recibió bajo los toldos del Santa Catalina a mandatarios internacionales, miembros de varias realezas o figuras internacionales del mundo del espectáculo. Todo un icono sin el cual no podría entenderse la historia del turismo en Las Palmas de Gran Canaria. 

Del Santa Catalina al Cristina

Tras su etapa en el Santa Catalina, Barbero pasó a dirigir el Hotel Cristina, que por aquel entonces se denominaba Meliá Las Palmas, y que también es un símbolo del motor económico del Archipiélago. Lo hizo como directivo del grupo hotelero Matías Marrero, que también ostentaba la propiedad del hotel H10 Meloneras. Para su hija Beatriz, todo ese trabajo que realizó su padre en su trayectoria profesional «lo llevaba interiorizado». Es más, aseguró que no le suponía «esfuerzo» el sacar ideas y proyectos de diverso tipo adelante:«O se nace, o se hace, y él nace con este sentimiento, y lo llevó a cabo toda su vida». 

No dudó en seguir los pasos de su padre, José Barbero, que fue destinado en los años 50 como delegado de Carlson Wagonlit Travel, desde donde fomentó la llegada de los primeros viajeros nórdicos. Enseguida supo que quería que su padre fuera su guía, tras ser un pionero en el turismo grancanario, y se terminó sacando el título de Diplomado Universitario en Técnico de Empresas y Actividades Turísticas.

Redefinió el destino capitalino

Pese a haber nacido en la capital aragonesa, Barbero «hizo suya» la isla de Gran Canaria. No en vano, fue la que le vio crecer, tanto personal como profesionalmente. Su hija Beatriz comentó que se sentía «muy contento y satisfecho» con su vida en el Archipiélago, y que, de hecho, pocas veces visitó la familia Zaragoza. «Le encantaba dar paseos por la playa de Las Canteras, leer libros», detalló para luego añadir que, aunque le gustaba descubrir lugares nuevos, nada le parecía igual a Canarias.

A su familia le habría encantado que fuera él mismo quien recogiera este reconocimiento el día 23 de junio en el Auditorio Alfredo Kraus, durante el acto institucional de Honores y Distinciones, porque habría sido «súper especial» para él, porque sentía la ciudad como suya y porque se desvivió por impulsarla y hacerla un atractivo turístico más de los muchos que tiene el Archipiélago. «Estoy segura que, aun siendo nosotras quienes lo vayamos a recoger, estará súper orgulloso allá donde se encuentre», remató Beatriz.

«Es una distinción bárbara para recordar todo lo que hizo por la capital», según su hija Beatriz

Además de tener una dilatada hoja de servicio como gestor de empresas turísticas, pasando por conglomerados como Horesa, donde comenzó a trabajar con apenas 21 años, Barbero también estuvo cuatro años al frente de la Concejalía de Turismo de la capital grancanaria, entre 2011 y 2015, bajo el mandato del alcalde popular Juan José Cardona. En ese periodo llevó todo su bagaje dentro del sector a la esfera pública. A su figura se debe el proceso de reinvención del destino turístico de Las Palmas de Gran Canaria, promoviendo por ejemplo el turismo de cruceros hacia el Puerto de la Luz, pero también impulsando numerosas campañas de LPA Visit. Precisamente esa trayectoria tras de sí le dio siempre mucha credibilidad entre sus interlocutores, puesto que sabía de lo que hablaba. 

También fue el encargado, recordó su hija, de impulsar la apertura de la Casa del Turismo, en el parque de Santa Catalina, como centro neurálgico del área en la capital y como punto de información para todos sus visitantes, en uno de los centros neurálgicos de la urbe. Igualmente, desarrolló las llamadas LPA Cards, con las que los turistas podían conocer diferentes detalles del destino al llegar al mismo y acceder a la oferta gastronómica, comercial y de ocio que ofrece. «Fue la guinda del pastel con la que pudo coronar su carrera profesional en el mundo del turismo», concluyó su hija.