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El amor más allá de la muerte

‘Música para una noche de ánimas’ refleja en el teatro Pérez Galdós el mito de Eros y Tánatos

La Orquesta del Atlántico en un concierto en el Auditorio. LP/DLP

Teatro, música, danza y videocreación unidos en un montaje cuya temática, como corresponde a la fecha en la que nos encontramos, trata sobre el mundo de los fallecidos. Cuatro manifestaciones artística con el objetivo de provocar miedo profundo en los espectadores, pero también esperanza ya que lo que subyace en cada una de estas obras es que el amor triunfa sobre la muerte. Así se puede definir el espectáculo Música para una noche de ánimas que hoy se representa en el teatro Pérez Galdós a las 19.00 horas.

La Orquesta Sinfónica del Atlántico, dirigida por Isabel Costes, es la encargada de poner música interpretando el segundo movimiento de las 3ª, 4ª y 7ª sinfonías de Beethoven; el segundo movimiento de la 4ª sinfonía de Tchaikovsky y las piezas Ensoñación de Y. Sánchez y Nimrod de Variaciones Enigma de Elgar.

El evento cuenta con la participación del actor José Carlos Campos, como maestro de ceremonias, interpretando al joven Sigfrido, el hilo conductor del montaje, y un empedernido lector que a través de sus poemas y lecturas favoritas se sumerge en un mundo de fantasía que en muchos momentos confunde con la realidad.

La mente del personaje recreará alucinaciones con danzas espectrales en las que interactuará con personajes fantasmagóricos en la Noche de las Ánimas, la que va antes del Día de Todos los Santos, cuando los espíritus de los muertos salen del purgatorio y visitan a sus familiares, amigos del alma o a amantes que son capaces de vencer a la muerte. «Los textos se intercalan con la música, en ocasiones como presentación de la obra, otras veces como respuesta a lo que se ha escuchado y otras mezclándose directamente con ella», señala José Carlos Campos sobre el espectáculo. Todas las obras tienen relación con temas vinculados a la muerte y el amor que trascendió más allá de la propia muerte. «Yo interpretó el papel de Sigfrido», añade el actor. «Ese héroe germánico que bebió la sangre de un dragón. Hemos utilizado este icono para construir un ser atemporal y universal que nos habla de amor y de muerte, sentimientos propiamente humanos que suceden en cualquier época y para cualquier lugar».

Reflexión

Para Campos la obra plantea «una reflexión romántica en la que esos polos opuestos se atraen resultando ser principio y fin». Así, la obra toma referentes en historia universales de amantes que con su amor han vencido a la muerte como Romeo y Julieta, Alfredo y Violeta, Orfeo y Eurídice, Don Juan y doña Inés o Fausto y Margarita. En todos ellos surge la pregunta de si «¿morirá el amor o se enamorará la muerte? Tal vez la muerte morirá enamorada, rendirá pleitesía al amor y el amor amara hasta la muerte». Es, en definitiva, el mito de Eros y Tánatos.

La dirección escénica es obra de Guacimara Correa que cuenta con una estudiada iluminación, así como imágenes proyectadas en la trasera del teatro, telón de gasa y cortinas transparentes. Iban Negrin pinta con luz la escena. También se utilizarán proyecciones que acompañaran el discurso musical y poético para adentrarnos a este particular purgatorio, aparte de las participaciones de los bailarines Abián Hernández y Sofía Do Mar. La obra recrea los poemas de Edgar Allan Poe, Charles Boudelaire, Ricardo L. Rodríguez, Pedro Salinas, Mong Kao-Yen; Wang Wei, William Ernest Henley, William Ernest Henley. Campos señala que «Son nueve poemas durante el transcurso del concierto. Entre ellos se reconocen títulos como Los espíritus de los muertos o La voz a ti debida. «Se me eriza la piel cada vez que escucho el Nimrod de Edward Elgar». El actor asegura que «tengo el honor de fundir con esta pieza uno de los textos que interpretó Un ensueño en un ensueño y «es apasionante poner la interpretación al servicio de la música y dejarse llevar por ella».

El actor quiere invitar a los espectadores a que se una a este paseo por las tinieblas otoñales que propone la Orquesta Sinfónica del Atlántico. «Me parece que una estupenda manera de honrar a la muerte es hacerle honor a la vida; sentarnos en la butaca del teatro y dejarnos seducir por la música y la palabra», aclara.

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