Fiestas del Carmen | Arrancan los días grandes de La Isleta

Inmaculada Medina recuerda sus raíces isleteras en las fiestas del Carmen

La concejala ofrece un paseo por su pasado en el barrio capitalino junto a sus familiares

Nació en Schamann, pero el sentimiento isletero corre por sus venas. La pregonera y concejala de Coordinación Territorial, Aguas, Carnaval y Fiestas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Inmaculada Medina, desnudó una parte de su pasado y, en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, relató su estrecha vinculación con un barrio que siente como propio. «Mis raíces se encuentran aquí, al arrullo de las olas, en estas calles que nos acogen y junto al puerto que dio luz a nuestra ciudad», reflejó.

Su familia dejó atrás la zona portuaria y encontró un nuevo hogar en Ciudad Alta, sin embargo, nunca perdieron la oportunidad de reencontrarse con sus antiguos vecinos o amigos, y no había mejor momento que durante los festejos. «Mis hermanos y yo nos engalanábamos para salir, guapitos y guapitas, al Corpus, Los Dolores y, sobre todo, La Naval y el Carmen», rememoró.

«Fue gracias a las fiestas en honor a la patrona de los marineros como, junto a mi madre, nació mi amor por el barrio de La Isleta y sus vecinos y vecinas, acudiendo desde niña cada 16 de julio al encuentro de la virgen y, por lo tanto, al encuentro de La Isleta», añadió.

Medina hizo especial hincapié en su hermano Paco, que pasó su infancia en el lugar. La edil explica que el expresidente del Club Victoria siempre dedicó su vida a las calles y vecinos. Fue esta reivindicación del lugar «con mayor idiosincrasia y sentido de comunidad de toda la ciudad», otra de las razones por las que Medina no pudo evitar enamorarse de La Isleta.

«Gracias a ti, Paco, aprendí lo que es el servicio a los demás, la humildad constante y la dedicación permanente en la contribución al desarrollo del lugar en el que vives y la sociedad de la que formas parte», le dedicó.

Su familia materna pertenecía a Juan Rejón, La Carretera, La Naval y la calle Falla, y la paterna a «La Isleta profunda». «Mis hermanos Marisol y Paco nacieron y crecieron aquí trayendo consigo a Ciudad Alta el carácter, el arraigo y la identidad isletera, determinantes en mi vida», afirmó.

La familia mantuvo la tradición de recorrer las casas de sus familiares durante la procesión de la Virgen del Carmen, un momento que quedó grabado en su mente. Siempre comenzaban por la casa de su tío, apodado El Sargento, hacia el cual la pregonera no podía evitar sentir un gran respeto debido a su «capacidad de resiliencia y el tesón de quienes son de La Isleta». «Sacó adelante él solo a una familia muy numerosa, pues su mujer Esperancita había fallecido muy joven», contó la edil.

Seguía la peregrinación familiar por la casa de Dominguita, «una mujer que personificaba el amor, la bondad y la generosidad que también identifican a los isleteros». Un pueblo que recibe a los nuevos con los brazos abiertos, añadió.

«En la última estación, nos quedábamos a ver pasar a la procesión religiosa, reuniéndonos en la azotea para, con emoción, admirar desde las alturas a La Señora, como la llamaba mi padre», destacó. Un momento de especial ilusión en el que sentía que los vecinos se convertían en un «solo pueblo bajo la mirada de la patrona».

Sentimiento de comunidad

«Este sentimiento de comunidad, de tripulación que viaja y rema unida frente a la adversidad en un mar bravío a veces en calma, pervive inmutable en el corazón de La Isleta», aseguró. Por esta razón, la edil no dudó de que es el lugar donde existe la «mayor convivencia ciudadana, donde todo se comparte y nadie deja de ser atendido».

El mismo afán de convivencia que inició la historia del barrio el 16 de julio de 1913, hace más de un siglo. «Sobre las casas de los antiguos portuarios y pescadores isleteros, ondeó por vez primera la bandera blanca de Nuestra Señora del Carmen, alumbrando un nuevo tiempo de esperanza», contó Medina. Así se formó una comunidad con «trabajo duro y compromiso».

La edil indicó que La Isleta sigue honrando su pasado y a la Virgen que la protege, «bordando sobre el blanco de su bandera el amor de Dominguita, la resistencia de Juan Samper», además de la «hospitalidad de los vecinos y vecinas de la calle Malfú» o la vocación de la Comisión de Fiestas, presidida por Alexander Arce. «Y la devoción al progreso del barrio de mi hermano Paco», dijo como broche final.

Tras el pregón de Inmaculada Medina fue el turno de la actuación de Rainbow Gospel Choir, que animó al público con su particular interpretación del género musical góspel.