Vegueta y Triana ganan bares y camas turísticas mientras pierden vecinos

El geógrafo Cristian Ortiz estudia el proceso de turistificación del casco histórico

Las viviendas vacacionales suponen el 65% de la oferta alojativa

Turistas en Vegueta.

Turistas en Vegueta. / Andrés Cruz

Tomar una caña acompañada de un picoteo en la calle de La Pelota era una tarea complicada hace veinte años. Entonces, la restauración en Vegueta era más bien escasa y se reducía a los bares de toda la vida más cercanos al mercado. Que además un turista reservara un apartamento en la calle Triana era una tarea ardua. En los últimos años el tejido social y económico en ambos barrios ha cambiado exponencialmente. El geógrafo Cristian Ortiz García de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha publicado un estudio inicial como parte de su tesis en el que analiza la turistificación del casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria.

Basta con ver el número de plazas alojativas -entre hoteleras, extrahoteleras y viviendas vacacionales- para detectar el alcance de este fenómeno. A finales de 2022 Vegueta y Triana aglutinaban un total de 1.062 camas repartidas entre 172 alojamientos -más de la mitad alquileres turísticos-; esto supone que el casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria cuenta con 12,1 plazas por cada 100 residentes (ambos barrios tienen una población de 8.793 habitantes), frente a las 4,3 plazas por cada 100 residentes que había de media en la ciudad en 2019 -últimos datos del estudio para el municipio-, lo que supone multiplicar por tres la cifra que manejan para la zona fundacional.

Vegueta y Triana tienen un ratio de 2,5 bares, restaurantes y cafeterías cada 100 residentes

«Con el desarrollo del turismo urbano cultural y de nuevas fórmulas alojativas vinculadas a la economía de plataforma [Booking o AirBnb], la actividad turística ha crecido de una manera sorprendente en ambos barrios en los últimos dos lustros», indica el estudio como una de sus principales conclusiones. Ortiz García, investigador principal junto al geógrafo Juan Manuel Parreño Castellano como director de tesis, señala que se trata de un análisis «pionero»; en una primera fase se ha centrado en cartografiar e invetariar las nuevas actividades de ambos barrios, posteriormente prevé avanzar con trabajos cualitativos basándose en entrevistas y otros métodos de investigación.

El geógrafo vincula el proceso de peatonalización y el cambio de modelo de movilidad en ambos barrios como un factor «que ha posibilitado el desarrollo de actividades como la restauración». También relaciona este fenómeno con el desarrollo del sector de cruceros o el impulso de actos culturales y de ocio. Cita además el Plan Especial de Protección (PEP), aprobado en 2018, el cual permite la posibilidad de aumentar la planta hotelera al flexibilizar usos.

Turistas con maletas por Triana.

Turistas con maletas por Triana. / Juan Castro

El investigador subraya que el núcleo fundacional de la capital se quedó al margen del modelo de sol y playa desarrollado a finales de los años 50 y que ha vivido sus altibajos en la ciudad principalmente en el entorno de la playa de Las Canteras, «esto lo atestiguaba la falta generalizada de establecimientos alojativos». De hecho, en la primera década de este siglo el hotel Madrid era prácticamente el único del casco histórico, además de alguna pensión.

El estudio contabiliza actualmente 1.062 plazas alojativas, de las cuales 690 -el 65% de la oferta total- pertenecen a viviendas vacacionales (154 alquileres turísticos en total). El resto son principalmente camas turísticas de pequeños hoteles y casas emblemáticas. En cambio, en el conjunto de la ciudad, los alquileres turísticos suponían en 2019 el 53,25% de las camas con respecto al resto de la planta alojativa.

«Con el desarrollo del turismo urbano y de plataforma, esta actividad ha crecido sorprendentemente»

Vegueta es el barrio que mayor presión turística está experimentando. En este caso, la zona delimitada Bien de Interés Cultural (BIC) tiene un ratio de 22,3 plazas alojativas por cada 100 residentes; en Triana esta cifra se ve rebajada a ocho por cada 100. Lo cierto es que al mismo tiempo, la zona pierde población. Mientras, Triana ha pasado de rondar los 5.000 vecinos hace dos décadas, ahora está ligeramente por encima de los 4.500; y en el caso de Vegueta el descenso va de los 3.000 a 2.500 vecinos. En ambos casos hay tendencias a la baja que comenzaron en los 90, explica el geógrafo.

Por otro lado, en el casco histórico ha contabilizado un total de 224 establecimientos de restauración (83 en Vegueta y 141 en Triana); lo que supone un ratio de 2,5 establecimientos por cada 100 residentes. «La cifra de estos negocios no es solo muy superior a la que la población residente requiere, sino que se caracteriza por la ocupación generalizada del espacio público y presentar características acordes a las necesidades del turista», concluye. 

El investigador apunta que la idea es ampliar la investigación a otros cascos históricos de la Macaronesia y comparar la situación en cada uno de ellos, dado que se están dando fenómenos similares. Todos ellos con un alto nivel de protección patrimonial. Concretamente, los de La Laguna (Tenerife), Funchal (Madeira) y Angra do Heroismo (Azores).

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