El alimento que combate la soledad

El proyecto ‘Comida sobre ruedas’ lleva menús a 62 mayores que viven en situación de vulnerabilidad social

El trato con los voluntarios es el único contacto que tienen con el exterior

Proyecto 'Comida sobre ruedas' de Cruz Roja

Andrés Cruz

José A. Neketan

José A. Neketan

La soledad es uno de los principales problemas de la sociedad actual, principalmente para muchos mayores que la padecen en silencio. Ese aislamiento social se ve interrumpido a diario para 62 personas de Las Palmas de Gran Canaria que superan los 65 años, con el sonido de un timbre o de una llamada de teléfono que les anuncia que su comida ya está en su puerta. Un menú adecuado a las necesidades y características de la salud de cada una de ellas les sirve para tomar sus alimentos y a la vez saber que tienen a alguien que mira por ellos y atiende a sus necesidades.

El proyecto ‘Comida sobre Ruedas’ cumple ya 43 años. Más de cuatro décadas de una discreta labor que comparten la Cruz Roja y los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, apoyados en este caso por un grupo de 20 personas voluntarias que se ocupan de ofrecerles apoyo. Los repartidores y el voluntariado son en la mayoría de las ocasiones el único contacto que tienen esas personas con el exterior.  

Eduardo Pajuelo, responsable del Programa de Personas Mayores de Cruz Roja en la provincia de Las Palmas, explica que el objetivo de este proyecto es «simplemente mejorar la calidad de vida de las personas, como la mayoría de todos los servicios y proyectos que tiene la institución». 

Pajuelo describe que los usuarios de este programa suelen vivir en edificios sin ascensor o pensiones, y no tienen físicamente la posibilidad de bajar por escaleras para salir a la calle. Además de esto, carecen de una red vecinal o un apoyo familiar que les ayude. También muchas de ellas carecen de medios económicos, «y todo ello los hace muy vulnerables, entonces se creó este proyecto hace 43 años para poder cubrirles esa necesidad básica». 

Los conductores y el personal voluntario son los únicos contactos que tienen con el exterior

El director explica que el programa consiste en una red de trabajo formada por una técnico de Servicios Sociales del Ayuntamiento, que se coordina con Cruz Roja y deriva al proyecto a esas personas vulnerables. Dos conductores de vehículos isotérmicos hacen el reparto a diario, excepto los domingos, por lo que los sábados se les da un servicio doble de alimentación. 

Un trabajo lleno de humanidad

Las raciones son suficientes para que cada una de ellas tengan cubiertas el almuerzo y la cena, atendiendo a sus problemas de masticación, hipocalóricos, diabetes o alergias.

Sillas de ruedas, camas articuladas o microondas son otros servicios que ofrece el programa

Pero este servicio va mucho más allá de la entrega de alimentos. Eduardo Pajuelo destaca que hay un trabajo de fondo en el que los conductores tienen un papel muy importante. «Son los ojos y en ocasiones esa mano entre los técnicos y los usuarios porque tienen la capacidad de verlos a diario y ver si tienen alguna demanda más, como la necesidad de andadores, sillas de rueda, camas articuladas, muletas o microondas donde calentar su comida, y además de eso los saludan, los acompañan, aunque es verdad que no se pueden quedarse mucho, pero les facilita la interacción con el mundo exterior porque muchas de estas personas no pueden salir del lugar donde viven y ellos son los únicos que los visitan». 

La teleasistencia o el control de los medicamentos son otras respuestas que da la institución

El valor del voluntariado

A esta labor se les suma el personal voluntario, «que son un pilar básico en este proyecto. Ellos donan su tiempo cuando pueden y contamos con un grupo que funciona bastante bien», afirma.  

Pajuelo destaca de este proyecto su parte humana. «Las personas mayores son el colectivo más agradecido que yo conozco. Cualquier gesto que tengas con ellos te lo devuelven con una sonrisa o una lágrima de felicidad. Son personas que te ven en la puerta y se te echan a llorar o te dan un abrazo y no te dejan marchar. Esas son algunas de las anécdotas que aunque resultan muy duras son muy humanas», subraya el responsable de ‘Comidas sobre Ruedas’, quien añade que son los pioneros en poner en marcha un programa de estas características, «pero además de eso, somos la fuerza en la que se está apoyando el Ayuntamiento buenamente para poder crecer y llegar a más población, que es lo que hace falta, que al final, aparte del objetivo de dar una mejor calidad de vida de las personas, en realidad es estar cerca de ellas».

Actualmente hay 8.000 personas voluntarias en Las Pallas y 20.000 en toda Canarias

El responsable del programa lo explica todo en una frase, «si no lo hacemos nosotros no sé quién lo va a hacer», y añade que hay que mirar por la sociedad y comprometerse con este tipo de proyectos «porque son las herramientas y la mano cercana a poder solucionar los problemas que presentan personas con ese perfil. Mejorar la calidad de vida de esas personas».

Sociedad envejecida

El personal de Cruz Roja que dirige este programa es consciente de que nuestra sociedad va envejeciendo. Las personas mayores van perdiendo esa red familiar, por los cambios en la forma de vida, y su importancia dentro de la familia, en la que han tenido un papel muy importante. «Las generaciones se han adaptado a los tiempos, tanto para lo bueno como para lo malo han evolucionado, pero hay otra que se ha criado en ese entorno familiar unido, que le cuesta más dejar desamparados a sus seres queridos», apunta. 

Estudio nacional

Eduardo Pajuelo explica que Cruz Roja realizó hace unos años un estudio a nivel nacional en el que se valoraba qué tipo de demandas venían las personas a hacer a la institución, y en función de esas necesidades se elaboró un análisis y observaron que de cada una de esas peticiones podía tener una solución concreta «para aquellas personas que padecen la soledad. Para ellas un proyecto inclusivo para paliar ese aislamiento y que se sienten vulnerables y muestran su preocupación de que les pase algo en casa». Y de ahí salen otros programas como el que también se desarrolla a través de voluntariado en un tema como el del control de la medicación de personas que están solas. «Existe un proyecto de salud constante para poder cubrir ese tipo de necesidades y todo esto se elaboró con esa vista a futuro que estamos hablando, que antes no estaba y empezamos y en él colaboran también algunos médicos, o el botón rojo para la teleasistencia, o también el seguimiento que hacemos por teléfono a determinadas personas para hacerles un seguimiento. Son muchos los servicios que damos y todos dirigidos a cuidar de la gente».

La Cruz Roja de Las Palmas también desarrolla una serie de actividades para mejorar las competencias para afrontar el envejecimiento y disfrutar con calidad de la vida diaria, como sesiones o acciones formativas para mejorar las competencias técnicas y personales, asesoramiento individualizado adaptado a las circunstancias de las personas a través de pautas o consejos, trasladar a personas a administraciones públicas, centros sanitarios o sociales, establecimientos comerciales o bancarios, espacios de cultura y deportes, acompañamiento a trámites y gestiones, o préstamos o donaciones de productos o herramientas para que esas personas vulnerables o riesgo pueda continuar haciendo actividades de su vida cotidiana.

Lejos a amedrentarse ante un panorama así, el personal de Cruz Roja quiere seguir creciendo en recursos y voluntariado para poder dar respuesta a todo ello.

Actualmente, Cruz Roja cuenta a nivel regional con 8.000 voluntarios y voluntarias, y en toda Canarias más de 20.000 personas, que participan en los diferentes programas y acciones de una institución. 

Ellos son las manos, los ojos, las piernas y el corazón de muchas personas que solo pueden ofrecer a cambio un sencillo gracias, un abrazo, un beso o en ocasiones unas lágrimas de alegría por el tiempo que les puedan dedicar. 

Los pasos para acceder al programa

La solicitud de este servicio se puede hacer de dos maneras, dirigiéndose a los Servicios Sociales de zona en los diferentes barrios de la capital, o yendo a Cruz Roja, donde el personal le podrá explicar en qué consiste el servicio y que lo tienen que solicitar a través de los Servicios Sociales, porque la valoración las hacen de forma coordinada el personal técnico de la Administración Local y el de Cruz Roja. El responsable del programa, Eduardo Pajuelo, explica que el camino más fácil y directo es yendo a los Servicios Sociales, y también ofrece la vía de la trabajadora social de los centros de salud, que puede orientar y en ocasiones hacer las gestiones. La Cruz Roja también puede trasladar la información de las personas que quieran ser usuarias.