Cuando Japón quiso hacerse grande llegó Didier Drogba. La selección nipona decepcionó ante Costa de Marfil y no fue el equipo alegre, vistoso y de toque que se esperaba. Los de Zaccheroni se vieron sobrepasados, en el plano táctico, y sobre todo físico, por el combinado africano que sorprendió con la alineación e ilusionó a un país que ve como Los elefantes pueden pasar a octavos por primera vez en su historia.

La pasada Copa del Mundo y sobre todo, la Confederaciones, invitaban a pensar en un Japón vistoso, de rápida circulación y con un tridente en la zona del 4-2-3-1 capaz de presionar arriba y sorprender. Okazaki, Kagawa y sobre todo Honda, tenían la obligación de liderar a los asiáticos, pero sólo apareció el exCSKA, ahora en Milán, quien a los quince minutos ya había adelantado a los suyos con un disparo sensacional a la escuadra.

Drogba fue el nombre propio del encuentro. Mediada la segunda parte, Lamouchi arriesgó. Mucha parte del mérito costamarfileño la tuvo precisamente el técnico africano, a quien con el 0-1 no le tembló el pulso y revolucionó un esquema ya de por sí ofensivo. Didier Drogba entró en el 62´ por Serey Die y Los elefantes comenzaron a jugar con un 4-2-4, que recordaba a aquella Brasil de los 70. Dos centrocampistas batalladores y con recorrido (Tiote-Yaya Touré), dos hombres abiertos (Kalou y Gervinho) y dos puntas (Drogba-Bony).

El acoso costamarfileño no tardó en tener su efecto y ahí apareció la estrella de la noche, Serge Aurier. Sin duda alguna, uno de los laterales africanos con mayor proyección y es que a sus 21 años, la madurez obtenida en Toulouse le ha convertido en el deseo de grandes clubes. Dos centros suyos -uno a Bony y otro a Gervinho- desactivaron a Japón y dieron la primera victoria, y tal vez la más importante de la primera fase, a Costa de Marfil.

Importante paso en falso nipón. No definitivo, pero sí un toque de atención para un equipo que perdió la identidad y que deberá recuperarla ante Colombia y Grecia por dos motivos; primero, por su propia necesidad y segundo, por el bien del aficionado fútbol que sin duda merece ver a Japón ofreciéndose al máximo.