Presente desde hace miles de años en el Archipiélago, la hibridación con razas importadas puede hacer que la abeja canaria desaparezca.

Lo cierto es que la abeja negra canaria "sigue alimentando el interés de científicos dedicados a la genética apícola", dice Elías González San Juan, el apicultor que mejor las conoce no sólo por su experiencia con ellas, sino por su vida dedicada a defenderla, investigarla y estudiarla con el fin garantizar su supervivencia y la biodiversidad que representa.

En su opinión, "se puede afirmar con rotundidad que las abejas de Canarias son las más estudiadas de Europa y en ciertos aspectos, de todo el mundo".

Por su parte, la bióloga Pilar de la Rúa explica que establecer la procedencia de la actual abeja negra canaria "es la pregunta del millón y ahora mismo aún no se puede responder con el 100% de seguridad. Según nuestros estudios y los de otros colegas, las abejas de Canarias pertenecen a un subgrupo del linaje evolutivo africano. Este subgrupo incluye a las poblaciones de abejas que se distribuyen por la Macaronesia, concretamente por el Atlántico, incluyendo Madeira, la costa atlántica de la península Ibérica y actualmente también Azores, aunque aquí la abeja fue introducida".

La abeja negra canaria no sólo está adaptada al clima y la flora del archipiélago, ha desarrollado también un comportamiento adaptado al reducido territorio de estas islas, tras miles de años de convivencia con el ser humano. "Es una abeja muy tranquila, es manejable, obedece perfectamente al humo, enjambra poco", resume Elías.

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