Ha invitado Pablo Motos (‘El hormiguero’, A3) a unos niños a visitar el Museo del Prado, les ha colocado delante de unos cuadros y les ha preguntado qué les parece lo que ven. Ante la obra de Velázquez, ‘Las meninas’, han señalado con alarma: "¡La niña está pisando al perro!". O sea, "Perro maltratado" es el título del lienzo.
Puestos frente a las majas de Goya, la vestida y la desnuda, se han fijado en la más desabrigada. Y analizándola, han llegado a la siguiente conclusión: "Acaba de salir de la ducha y se le ha olvidado la ropa. Las tetas las tiene operadas. Parece que esté en un ‘spa’ anunciando un desodorante". Y frente a ‘El jardín de las delicias’, el dictamen ha sido inapelable: "Pocas delicias veo ahí. Hay muchas personas. Tapan el dibujo". O sea que El Bosco no pintó un jardín, pintó una estampa precursora de ’Donde está Wally’. ¡Ahh! Se constata que la mirada del niño siempre es sorprendente y, a veces, luminosamente desconcertante. Recuerdo que en cierta ocasión Thais Villas, en esos ejercicios que hace con escolares de vez en cuando en ‘El intermedio’, preguntó qué hay que estudiar para ser político. Un niño le respondió: "Sobre todo, lenguaje rústico". O sea, según ese niño, el político está instalado en lo rupestre.
Esta misma semana, en el regreso a Telecinco del ‘talent show Factor X’, hemos visto que participaba María Figueroa, aquella niña que cuando tenía 5 años, en el año 2005, saltó a la fama en el programa de Canal Sur ‘Menuda noche’. Tuvo un éxito bárbaro cantando ‘Me llamo María’. Grabó dos discos. La llamaban ‘la niña del pompón’ porque en la canción no paraba de repetir que jugaba todos los días con su "pompón, pompón, pompón". Ahora, que ya ha cumplido 24 años de edad, ha reaparecido. Contó que después de que con apenas 5 años se convirtiese en ‘celebrity’ y se la disputasen las teles, sus padres se pusieron a reflexionar. "Y decidieron apartarme porque el éxito crecía más rápido que yo". ¡Ahh! Qué sensatez la de los padres de María Figueroa. Su decisión es una ejemplar rareza.
En vista de que ‘La maja desnuda’ posa en bolas, con las manos en la nuca, mostrando limpiamente sus axilas rasuradas, a los niños les parece una señora recién salida de la ducha anunciando un desodorante. Es de una perspicacia concluyente, y muy moderna.
