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Campechano

Fenotipos en Las Canteras

Las Canteras no sólo es el pulmón de la ciudad. Las Canteras es un hospital de terapias alternativas donde puedes tratarte dolencias de las vías aéreas, traumatológicas, psicológicas y emocionales. Desde la avenida hasta la arena, pasando por las terrazas y el propio mar€. Son servicios sanitarios con sus especialidades bien definidas. Las Canteras rezuma vida las 24 horas. Desde las ocho, mujeres añosas, hombres con años, funcionarios del servicio de limpieza y vigilancia inician una nueva jornada, casi tan estructurados como una gran orquesta. Cada uno con su instrumento, aunque vayan de cantautores. Sillas y mesas salen a pasear también€ Todas y todos mirando al cielo y al horizonte. Unos, porque de ello dependerá la caja del día; otros, porque planifican si hacer footing por la arena o por la avenida, y las que barruntan si el baño será a bikini, a top less o a neopreno€ Las Canteras es una ciudad lineal con serpenteos, donde todos respetan su silueta, bien a paso de paseo, a trote cochinero o a riesgo de perder tres puntos€ Resulta muy curioso observar a sus usuarios. La inmensa mayoría justifica su presencia por aquello del peso. Los hay enfundados en chándal de marca, las hay que usan chándal con funda de tacones. Nos encontramos al atleta profesional que, pertrechado con zapatillas de marca, exhibe estabilizador del ritmo cardiaco en su brazo, cronometro eléctrico, podómetro, altímetro, el móvil asido sobre la cintura, mochila de 6 litros a la espalda cargada de piedras o un saco de dormir€ Casi una mudanza.

Este fenotipo suele dar más de un susto en el hogar: papá, te vas de casa! No, hijo, voy a entrená.

Los hay silenciosos y los hay sonoros; los que crepitan€ Le llaman los viejos dinosaurios. Y no, no se está quemando: lleva puesto bajo la cintura una bolsa de Hiperdino€ porque un amigo le dijo que así las sustancias adiposas salían antes. El problema aparece cuando llega a casa e intenta borrar su barriga serigrafiada.

Otros van desaliñados y con cara de sufrimiento. Da pena verlos y uno no tiene más remedio que retirar la vista, porque su angustia contagia. Da la sensación de que llevan dos números menos del calzado que les corresponde y desalados por llegar a casa.

Yo haría lo mismo. Puedes toparte, igualmente, con deportistas que, a paso de marcha martillo, ni ven. Su expresión es de tensión y amenaza. Mirándoles el rostro realizas un diagnóstico rápido y aproximado: "O colon irritable o perforación del duodeno. No es solamente su fijación topgunera. Lo más que les fastidia es encontrarse con un conocido que les para. Dicen que suelen hacerse los locos: o saludas o adelgazas. Pero el 90% de los que usamos esta zona de la ciudad para pasear, para descargar toxinas físicas y emocionales, vamos aislados.

Un mp3, una radio o el musitar del tarareo es la bilocación que nos transporta al mundo del yo y al del nosotros.

El lenguaje son las miradas que cruzas, en décimas de segundos, con el que va en sentido contrario. Es fugaz, pero es un saludo cómplice, de usuario a usuario. Les confieso, amigos, que cada vez que la recorro me siento el hombre burbuja en mi microcosmo, en mi atmósfera de aire y pensamientos puros. Es cuando realmente ganas calidad de vida: buena salud y mala memoria.

Las Canteras es la terraza de casa, donde cabe un montón de gente, donde se admite a todos y la mejor y más altruista fórmula de propiedad time sharing. Es la gran farmacia al aire libre, sin repago.

No les invito porque mi patio no es particular.

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