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La que se avecina

¿Un Tsipras inglés?

En el Reino Unido, tras la sorpresiva y contundente derrota del Partido Laborista de Ed Miliband (izquierdista dentro de su partido, y que renunció tras ser vencido, cosa que jamás ocurre en España), frente al conservador Cameron en las elecciones de mayo, las aguas bajan turbias, se mueven mucho dentro del Partido Laborista, que mal que bien ha representado hasta ahora a -digamos- la mitad del electorado británico. Hay, por supuesto, una tendencia a volver al centro, a la derecha disfrazada que fue la tercera vía de Tony Blair.

Pero para sorpresa de muchos, de la mar revuelta de posibles candidatos a líder del laborismo, surge cada vez con más fuerza Jeremy Corbyn, de 66 años, diputado por Islington. Corbyn, considerado muy de izquierda, que se enfrenta a Elizabeth Kendall, Andy Burnham e Yvette Cooper, laboristas tradicionales. Corbyn se opone fieramente a la austeridad y es partidario de renacionalizar los ferrocarriles y la energía.

Las encuestas de YouGov, las menos infiables (ahora las encuestas son presuntas culpables, no presuntas inocentes), dicen que Corbyn, diputado del norte de Londres, obtendría un 53 % de apoyos, frente al 21 % de Andrew Burnham (exsecretario de Estado de Sanidad), al 18 % de Yvette Cooper (exsecretaria de Estado de Trabajo y Pensiones) y al 8 % de la diputada Elizabeth Kendall.

El ya algo mohoso Tony Blair (que además es multimillonario, acusado de delitos de lesa humanidad y reciente converso al catolicismo) puso el grito en el cielo, tratando prácticamente de idiotas a los que votaran por Corbyn. Blair goza de prestigio dentro del partido (algo casi como Maradona para los argentinos, porque lo mantuvo 13 años en el poder) y es especialista en ganar elecciones. Pero tras su intervención ha aumentado aún más la popularidad de Corbyn. Los tiempos están cambiando -como cantó Bob Dylan- también en el Reino Unido, Mr. Blair. El fenómeno Corbyn continúa.

Inclusive Gordon Brown, ex premier también con prestigio entre los laboristas, ha salido finalmente al ruedo contra Corbyn, en un estilo más medido y distante, sin citar nombres, pero aduciendo que la izquierda dura no podría derrotar a los conservadores. Pero el fenómeno Corbyn sigue avante.

No es nada nuevo para nosotros. Es muy similar al fenómeno Podemos y al fenómeno Syriza. La izquierda -por fin aparece una izquierda- patea, comienza a patalear como sea y además viene acompañada -algo que los comentaristas no siempre valoran lo necesario- de un cambio generacional. Tsipras tiene 40 años y 36 Pablo Iglesias. Corbyn es mayor, 66, pero su equipo y sus entusiastas seguidores son mayoritariamente muy jóvenes.

En la pequeña Grecia el rebelde Tsipras llegó al poder; en la mas grande España Podemos ya pisa fuerte en el electorado... ¿Qué pasará en el Reino Unido? ¿Irá el laborismo más hacia la izquierda con Corbyn? ¿Llegará al poder? ¿Se dividirá y nacerá un nuevo partido (cómo en Alemania Die Linke -La Izquierda- de Oskar Lafontaine, pero aquí más fuerte, porque el apoyo a Corbyn lo es, y mucho)? Son preguntas sin respuesta hasta el 12 se septiembre en que se conocerán los resultados.

Pero detrás de ellas yacen otras dos preguntas distintas, más fuertes, más de fondo: ¿Seguirá el Reino Unido siendo un reino? y seguirá unido?

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