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Reflexión

Cervantes y 'El coloquio de los perros'

Dormimos sobre mentiras? ¿Dependemos de la Rueda de a Fortuna en un mundo de eternas calamidades? ¿Es solo a través del don del lenguaje, de los sueños y la ficción donde podríamos salvarnos de la hecatombe universal? ¿Vivir es inventar ya que el mal se repite indefectiblemente día tras noche? Entremos en El Coloquio de los Perros, viajemos por estas reflexiones caninas, por lo que inteligentemente describen, desde una posición radical, sobre la condición humana.

Leer a Cervantes es caer en la cuenta del prodigio que supone contar, pero contar pensando, contar filosofando, no murmurando y menos aún predicando. Las Novelas ejemplares son un portento de ingenio e invención literaria, en su estilo renovador, en su capacidad para desvelar la verdadera naturaleza humana y sus preponderantes disimulos. El inventor del Quijote crea en estas novelas un extraordinario universo para el debate filosófico y la reflexión sobre la vida y sus infinitas variaciones y desajustes inevitables.

Es imposible definir el corpus de pensamiento de Cervantes ya que su prodigiosa creatividad genera innumerables personajes que también crean dentro del cuento su propio devenir, independiente del autor, que queda tan embelesado con sus personajes como el lector entusiasmado, agradecido de que Cervantes le proporcione libertad para su propia interpretación. En el cuento, Cipión, uno de los perros, el alter ego de Cervantes, insiste a Berganza, el otro perro protagonista, que se centre en el relato, que describa objetivamente la realidad, filosofe y evite murmuraciones. Máximo respeto del escritor para asegurar la libre indagación del lector, pura magnificencia cervantina.

El Coloquio de los Perros tiene dos narradores, Berganza y Cipión. Ambos perros usan el punto de vista de la primera persona. Berganza es el orador más importante en el diálogo y todo lo que él dice son sus pensamientos y sentimientos. Cipión es su corrector de estilo, su guionista particular, un extraordinario invento literario de Cervantes que usa a Cipión para expresar sus ideas de cómo hay que estructurar los argumentos y el pensamiento dentro del relato, el papel de los protagonistas en los cuentos, la efectividad dramática de los diálogos para describir la realidad con imparcialidad y poder filosofar sobre ella con un sentido profundo.

El genio de Cervantes es evidente en sus descripciones realistas de tipos y escenas. También hay un entendimiento compasivo de la vida humana. El lector de esta Novela Ejemplar, publicada con las 11 restantes en 1613, cae embelesado por la genial manera con la que Cervantes caracteriza a los perros, dándoles afectaciones, diferencias y puntos de vista humanos. Cipión y Berganza cuentan cómo sus amos, los humanos, se han comportado con ellos de todas las formas posibles: crueles, ridículos, interesados. Son perros inteligentes, más sabios y bondadosos que sus supuestos cuidadores, grandes observadores de la vida desde su instinto animal, dando cuenta puntual de las absurdas pantomimas de estos bípedos indeseables.

Miguel de Cervantes debió sentirse muy orgulloso de este libro pues con él introdujo en la lengua española la idea de "novela" como término y como género literario. Dice en el prólogo : "Yo soy el primero que ha novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas todas son traducidas de lenguas extranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas; mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa.

El coloquio de los perros, el coloquio de la Humanidad.

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