El papa Francisco concluyó ayer su visita de tres días a la región del Cáucaso y emprendió el vuelo de vuelta a Roma desde el aeropuerto internacional de Bakú, capital de Azerbaiyán, donde hizo un llamamiento para que las religiones sean "caminos de encuentro y reconciliación" y advirtió de que "Dios no puede justificar forma alguna de fundamentalismo".

El pontífice fue despedido en el aeropuerto por una comitiva de autoridades encabezada por el viceprimer ministro del país, Yagub Eyúbov. El viaje de Francisco, de marcado carácter ecuménico y diálogo interreligioso, comenzó hace tres días en Georgia y sólo ha permanecido 10 horas en Bakú. En su último acto se reunió con el líder de los musulmanes del Cáucaso, Allahshukur Pashazadeh, y después celebró un encuentro interreligioso con el jeque, ortodoxos y judíos.

En el encuentro celebrado en la mezquita, Francisco afirmó que "Dios no puede ser invocado por intereses partidistas y fines egoístas. ¡Nunca más violencia en nombre de Dios!", clamó.