La ciudad sueca de Luleå disfruta esta semana de la presencia de una delegación compuesta por Dunia González, alcaldesa de Santa Lucía, junto con tres de sus concejales, la consejera de Turismo del Cabildo, Inés Jiménez, además del inspector de Educación del Gobierno canario, Faneque Hernández.
Para subrayar la importancia de este guateque diplomático hay que ilustrar que de Luleå, que se encuentra en Laponia justo donde a Papá Noel se le riscó el trineo, llega desde hace medio siglo la Lucia Sueca, algo que se destaca en el prospecto expositor de motivos. Pero por si fuera poca esta determinante circunstancia, resulta que Santa Lucía está hermanada con Luleå, tú; tiene un censo parecido, en torno a los 75.000 habitantes; y no solo eso, sino que también allí se encuentran 80 nacionalidades distintas viviendo, como por lo visto así ocurre en el caso isleño.
El asunto es que ambas poblaciones son tan, tan parecidas, y les acogotan tan similares inquietudes, que se han dado casos de personas que con ánimo de desplazarse a Santa Lucía a comprar aceitunas con mojo han terminado en Luleå con un cartucho de salchichas de alce. Y viceversa.
De hecho, Inés Jiménez confirma este dato, ya que 9.000 luleanos vinieron el pasado año en modo turista a Gran Canaria, lo que supondría de ser cierto que un 12 por ciento de los luleanos totales que existen en el planeta están sueltos por la isla.
Por todos estos motivos habría que exigir responsabilidades por la escasa representación, lo tardío de la gira, y el poco tiempo de estancia, así como el desinterés en la búsqueda de otras localidades semejantes que visitar en este Sistema Solar, como Kabupaten Fakfak, en Papúa Nueva Guinea, de casi 70.000 habitantes y un clima idéntico al de Santa Lucía a mitad de agosto.