Desde hace siglos todos los pueblos del mundo celebran la noche del solsticio de verano. En la noche más corta del año se celebraban ritos que tenían al Sol como protagonista. Con la llegada del cristianismo la fiesta adoptó un nuevo significado. Según los textos sagrados, Zacarías mandó encender una hoguera para anunciar a sus parientes el nacimiento de su hijo, Juan Bautista. Para conmemorar esa fecha, los cristianos del medievo encendían grandes hogueras y celebraban diversos ritos a su alrededor.

En Santa Lucía de Tirajana la celebración de la noche de San Juan es una fiesta participativa que comenzó a celebrarse en el local de la Asociación de Vecinos de Vecindario en 1981. Según recuerdan los maestros ya jubilados Domingo Socorro y Alfredo Ramírez después de la experiencia de realización de un espectáculo para carnavales, decidieron preparar una "Noche de Brujas" la víspera de San Juan. En la azotea de la casa de los padres de Alfredo Ramírez se reunió un grupo de amigos, a Alfredo y a Domingo se sumaron, Antonio Ramírez, Paco Alemán, Maricarmen Peñate maestra del Tagoror que logró la implicación de alumnos de su centro educativo .

La celebración comenzó con una actuación en el local de la asociación de vecinos en la calle Juan XXIII. Tras la representación teatral se realizó un pasacalles en dirección a la Plaza de San Rafael, después regresaron por la calle Juan XXIII y terminaron realizando una hoguera en el solar de lo que hoy es el recinto ferial. La falta de recursos obligaba a usar la imaginación, no tenían máquina para hacer humo en el espectáculo, por eso se pusieron a fumar unos cuantos detrás de una sábana para generar ese efecto.

Imaginación, mucho trabajo y reciclaje era la fórmula utilizada para preparar los materiales de la fiesta. Con un bote de detergente Colón y mucho papel con cola hicieron un papahuevo gigante de varios metros de altura, que llevaba Antonio Ramirez con el viento en contra. En más de una ocasión Antonio Ramírez tuvo que pararse, salir del papahuevo y hubo que abanicarlo después del pasacalles.

Cada año se apuntaba más gente a preparar la noche sanjuanera y se buscaban lugares con más espacio para la celebración. También se fue incrementando la implicación del Ayuntamiento a través del Taller de Animación y el personal del Ateneo Municipal (en los últimos años con el importante papel jugado por la responsable del Taller de Animación Margarita López y el coordinador de Cultura Paco Alemán) . Después de visitar la Exposición Universal de Sevilla, Domingo y Alfredo trajeron ideas de espectáculos que habían visto allí. En el antiguo almacén de la Ciel hicieron el pozo de los espejos, llenaron de espejos un cubo y la gente recorría un pasadizo y podía ver cómo proyectaban diapositivas con imágenes de gigantescas hogueras. También pusieron máscaras en la pared y velas.

Y así han pasado 36 años desde que aquel grupo de amigos se reunió en la azotea de una casa para preparar la celebración de la noche de San Juan en el local de la Asociación de Vecinos. Se trata de una experiencia de participación vecinal en una actividad cultural. Entendemos que la ciudadanía no debe tener un papel de mero espectador ante la cultura. Desde las instituciones no debemos plantear la cultura como un producto o una mercancía más para el consumo.

La cultura es un derecho, y con las actividades culturales que más nos enriquecemos son aquellas en las que no tenemos un papel de simples espectadores. La participación de más de cien actores y actrices dirigidos por el Taller de Animación del Ateneo Municipal de Santa Lucía en la Noche Embrujada de Pozo izquierdo es el resultado de esta experiencia participación ciudadana que comenzó hace 36 años en la azotea de una casa y en el local de una asociación de vecinos. Gracias a todas las personas que lo hicieron posible entonces, y gracias a quienes siguen viviendo la noche embrujada de Santa Lucía con ese espíritu participativo y comunitario.