Tras varias décadas de lucha, la historia empieza a cicatrizar heridas en torno a los hallazgos ya confirmados en el Pozo de Tenoya. Y es que la Guerra Civil nos ha dejado un cruento legado, difícil de cauterizar tras la dictadura y complejo de digerir para varias generaciones de canarios, a las que se les había negado honrar el pasado de sus familiares.

Un pasado decapitado, con cientos de historias sesgadas por fusilamientos, torturas y asesinatos. La situación, tras años de sonrojo, empieza ahora a otorgar importantes conquistas para nuestra memoria colectiva.

Ha sido un lento pero balsámico goteo. Ya a finales de octubre, los técnicos del Cabildo confirmaron el hallazgo de 14 cadáveres en este enclave, como consecuencia de los cruentos episodios de persecución y condena de una Guerra Civil que partió en dos al país.

Sin embargo, sería a finales de febrero cuando se daría a conocer una de las mejores noticias. Las primeras pruebas de ADN practicadas a los cadáveres extraídos confirmaban este pozo como uno de los más cruentos enclaves de la represión franquista. Y uno de los cuerpos encontrados correspondía a los restos mortales de un vecino de Arucas, en este caso José Sosa Déniz. Para más señas, el padre de Pino Sosa, la presidenta de la Asociación de la Memoria Histórica de Arucas.

En 1937, los sublevados sacaron de su casa a este humilde latonero, que acabaría siendo asesinado cuando apenas contaba con 33 años. Se cierra ahora esa cicatriz, pero aún quedan muchas heridas abiertas en nuestra historia contemporánea. Es inconcebible que personas como Pino hayan tenido que espera más de ocho décadas para poder despedirse definitivamente de su padre. Y junto con ella, muchos españoles continúan esperando por esa dicha.

Como alcalde de Arucas, al igual que el resto de la Corporación, ha sido todo un placer aportar nuestro granito de arena con la AMHA, reivindicando, con un convenio de colaboración integral, una ley que se había convertido, desgraciadamente, en una vaporosa entelequia para el actual gobierno del Estado.

No puede ser que en nuestro país, entre agujeros improvisados, nichos por descubrir y sepulturas peregrinas, tengamos todavía más de 100.000 personas desaparecidas tras ser asesinadas. Y lo más demoledor de todo esto, es que según los últimos datos de la Asociación Jueces para la Democracia, España es el segundo país del mundo en número de desaparecidos tras la Camboya de Pol Pot.

Sin duda, los hallazgos del pozo de Tenoya han sido un importante punto de inflexión para luchar contra el olvido, pero quedan aún muchos renglones torcidos. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, en nuestra querida Europa, tierra de garantías democráticas, se rinda aún tributo a la memoria de un dictador en un mausoleo como el Valle de los Caídos, que además se erige sobre los restos mortales de miles de republicanos?

En definitiva, hay mucho trabajo por hacer aún. En el caso de este Consistorio, hemos implementado acciones como las jornadas de la Memoria Histórica, así como exposiciones, charlas y conferencias, además de destinarse, por primera vez en la historia de este municipio, una partida presupuestaria pa-ra el estudio inicial de los pozos de Arucas.

Desde que iniciamos el mandato, hemos aportado 2.000 euros anuales a la AMHA, además de ayudar en la gestión para el montaje de los actos del aniversario. Incluso Intentamos el año pasado colaborar con la contratación de los estudios previos para los pozos de la Vuelta del Francés y el situado en el actual puesto de la Cruz Roja -puente de Arucas-, algo que hemos podido materializar este año con una cuantía de 14.000 euros.

Asimismo, nuestra colaboración con el Cabildo de Gran Canaria se ha incrementado en los úl- timos años. Ya des-de 2007, con Ángel Víctor Torres como regidor municipal, se presentó un documento al Ejecutivo autonómico para solicitar la pertinente subvención que permitiera la apertura de los pozos de Las Brujas. Desde entonces, ha habido muchos vaivenes, pero el itinerario ya es más que sólido. Hoy es el Pozo de Tenoya y mañana, seguramente, será la Sima de Jinámar.