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Javier Durán

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Javier Durán

Es el orden, estúpido

El permanente reciclaje por las televisiones de imágenes de los disturbios independentistas para sostener el clímax y la ejecución de la exhumación de la momia del Valle de los Caídos, dos fenómenos aparentemente equidistantes, se conjuran para que la derecha empiece a trepar en los sondeos de cara al 10-N. ¿Realmente pueden influir sendos acontecimientos en el resultado final de las elecciones, o más bien se está ante un momento coyuntural (de resaca) que la movilización de la izquierda acabará por suprimir? Por un lado está el fetiche del orden, que el votante de derechas, incluso el moderado, reclama en dos vertientes: apagar y extinguir la rebeldía y la sedición de Cataluña, cuya expresión aparece en parte bajo el paraguas de "los constitucionalistas" frente al caos, las barricadas o los insultos. Esta tendencia españolista, de bandera nacional, la rentabiliza Casado, Ciudadanos lo intenta y el PSOE, desde fuera, trata de explicitar su esfuerzo para evitar que los acontecimientos le desborden. No sabemos si en una situación no electoral la unidad con la política del Gobierno hubiese primado frente a la desunión o la búsqueda de votos. En la segunda vertiente está la influencia de Vox para dinamizar el voto de derechas: el asunto catalán y los incidentes (repetimos, muy reciclados audiovisualmente) los convierte en esperanza para los que desean un orden que vaya más allá, incluso, del 155. Una dureza a la que no todos sus simpatizantes o votantes están dispuestos darle un carácter finalista, pero suficiente para estacionarlos de manera definitiva en una opción de derechas más comestible, estilo PP. La vuelta de Franco al primer plano es el otro catalizador: la aspiración del orden también se monitoriza con la exhumación del golpista, acción que condena con ferocidad y extremismo ultramontano Vox. Por la boca muere el pez. Tanto que excita una vez más a los que interpretan que una izquierda revolucionaria pone en jaque a la democracia y, lo más importante, potencia el malestar entre los que creen que reabrir un pasado dictatorial provoca pesadillas.

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